Capítulo 31:
Canciones para los Blake (parte 2)
27 de Junio11:41 pm
Tras escapar del llamado de su tía en su casa, Caleb condujo sin rumbo por L.A durante unas buenas horas. Con un gorro que conservaba en su auto y unos lentes de sol, logró llegar a un bar sin que ningún fanático o paparazzi lo reconociera ¿Para qué un bar, si él jamás tomaba para solucionar sus problemas? Pues porque no le veía solución a este en particular, así que acudió a una medida que jamás habría usado.
Ya había perdido la cuenta de cuantos tragos había tomado. Es más, ni siquiera sabía que estaba tomando. Él tan solo le pidió al cantinero lo más fuerte que tuviera, y acabó con cada uno de los vasos que le entregaron. Culminó con el líquido del que tenía en su mano, ardió en su garganta igual que el de los demás, pero no le importó. Empezaba a sentirse más ligero, y las cosas a su alrededor no tenían sentido. Sentía que estaba en una burbuja, consumiéndose en sus propios pensamientos.
Recordaba la pelea con Silene como destellos que lo hacían perder el equilibrio en la silla. Recordaba el pitido, del que se deshizo quitando el aparato de su oído. Quizá por eso todo se escuchaba mal, como si estuviera sumergido en una piscina y oía todo desde adentro. No le importó, no le importaba nada. Pensaba en su novia, en lo mucho que ella le gritó. Las palabras que ella dijo lo mareaban incluso más que el alcohol.
"Sigues siendo el mismo niñito asustado de siempre"
¿Eso era? ¿Un niñito asustado? ¿Esa era la respuesta a la pregunta que tanto se había formulado? Apoyó su cabeza en sus manos al sentir que esta pesaba, razonar con el alcohol en su sistema lo estaba confundiendo ¿Quién soy? Y la pregunta le recordó a unos ojos en los que no debía estar pensando, unos ojos avellana que tenían motas de verde y líneas marrones conviviendo en unos mismos iris. Una mirada que guardaba un universo que no podía pertenecerle.
Debía estar pensando en Silene, pero no. Él pensaba en Elise.
Elise.
La canción, la pregunta, sus sentimientos, esa chica...todo junto le causó risa, porque era tan bonito pensar en ella aunque era incorrecto hacerlo. Se rio de sí mismo, de su desgracia. Tenía a la chica perfecta y aún así prefería a la que estaba llena de sorpresas, la que su nombre estaba inspirado en una canción.
La que estaba alborotando su corazón cuando él no le dió permiso.
Se sobresaltó al sentir que alguien tocaba su hombro. Para cuando se dio cuenta, era el cantinero, que parecía estar diciéndole algo al otro lado de la barra. Él frunció su entrecejo, no podía escuchar nada de lo que decía.
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Rosas ||P.E #3
Novela JuvenilSilene Osbone es tan perfecta como una rosa... Cristal Milestone admira tanto a Silene que solo quiere ser igual a ella... Dicen que las rosas son las flores más hermosas del prado, las que todos ven. También dicen que son perfectas por su color, ar...