Capítulo 61 (parte2):
El camino a mejorar
15 de agosto11:15 pm
—¿Segura quieres hacer esto, gemita? —le preguntó su mamá.
Era la quinta vez que Eve cuestionaba la decisión de su hija, solo que esta vez era la pregunta definitiva. Estaban frente a la puerta de esa habitación de hospital.
Estaban a una puerta de Silene.
Cristal respiró con fuerza, escuchando esa voz horrible que seguía persiguiéndola. Tenía mucho miedo de encarar a Silene, de ver a quien despertó sus monstruos y la llevó a un abismo del que estaba intentando salir, pero ahí estaba: a instantes de hacerlo.
La verdad, cuando sus padres le dijeron con las voces más comprensivas del mundo que Sile estaba mal, que quería verla, pero que entendían si se negaba, pensó en no ir. Los nervios eran muy grandes, el temor demasiado fuerte, creyó que no tendría la fuerza para llegar tan lejos. Sin embargo, al pensarlo mejor, se dio cuenta de que necesitaba hacer eso.
Necesitaba verla a la cara para dejar su voz manipuladora atrás.
—Necesito hacerlo, mamá —le dijo a ella con sus ojos fijos en la puerta —. Necesito verla y comprobar que ella no es tan perfecta como mi cabeza me quiere hacer creer...
Porque ella siempre se compararía con una princesa vestida de gala, no con quien se quebró con los cristales de sus propias zapatillas. Si la veía en ese momento, ¿dejaría de imaginarla como alguien inalcanzable?
—¿En serio está enferma? —les preguntó a sus padres —. Es que no me lo creo. No la imagino enferma...no a ella.
—Cariño, Silene es una persona. Es valido que se enferme —le dijo su padre, con tacto en su voz —. Según lo que tu tito Derek me dijo, ella está muy débil y también está el hecho de que no podrá...
—Caminar —completó ella, pues ya se lo habían contado. Calvin asintió con la cabeza y ella suspiró —. Sigo sin poder imaginarlo.
¿Quién era Silene enferma? ¿Qué era una rosa consumida por sus propias espinas? Cristal tanteó los huesos de su muñeca, un habito que había adquirido esos últimos días. Debía entrar y descubrir quien era esa Silene.
Debía mirar cara a cara a quien funcionó como titiritera de sus miedos por tanto tiempo.
Estiró la mano y giró la perilla, escuchando el chirrido de la puerta abrirse. Lo próximo fue escuchar las graves voces de Adam y su tito Gabe extinguirse abruptamente. Era como si todos pudieran presentir que esa conversación estaría llena de tensión.
Hasta ella sabía que así sería.
—Haré esto —se dijo a sí misma en un susurro.
Y lo hizo.
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Rosas ||P.E #3
Teen FictionSilene Osbone es tan perfecta como una rosa... Cristal Milestone admira tanto a Silene que solo quiere ser igual a ella... Dicen que las rosas son las flores más hermosas del prado, las que todos ven. También dicen que son perfectas por su color, ar...