Capítulo 55

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Capítulo 55: 

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Capítulo 55: 

Primer impulso

11 de agosto

12:35 pm

Si Elise estaba en la casa de los Carlton ese día era porque ambos aseguraban estar nerviosos a más no poder. Entre que sus padres llegaban ese día a Los Angeles y que la presentación del álbum estaba cada vez más cerca, dicha preocupación era entendible ¿Y qué había aprendido Eli de tanto pasar tiempo con esos hermanos?

Que ambos lidiaban con los nervios de una forma demasiado peculiar como para perdérselo. 

—¡Y voila! —exclamó Caleb, terminando de decorar con crema pastelera el último de los cupcakes de la bandeja —. Quedaron geniales. Si fracaso en la música, abriré una pastelería.

Elise lo miró con diversión, tenía harina en la cara y parte del cabello, pero se veía mucho más calmado ahora que había hecho tres bandejas de cupcakes y dos pasteles sencillos. La peculiar forma de calmarse de Caleb era hornear y decorar como un loco desquiciado, pero al menos era bueno en ello y era divertido verlo hacer caras de concentración al preparar sus dulces.

Era otra faceta de su novio que estaba descubriendo, una que le gustaba tanto como las otras. Él le extendió un cupcake a Elise, ella tomó un mordisco. No escondió el sonido de satisfacción que surgió al probar la duzura del ponqué de limón con la crema pastelera. Tuvo sus dudas sobre los dones de Caleb porque llegó a probar un almuerzo hecho por él que había quedado fatal, pero con los dulces la historia era diferente. Él tenía un extraño talento repostero que ella sin duda disfrutaría.

—Aw, que lindo es hacer suspirar a mi musa —soltó él, colocando un poco de crema pastelera sobre la nariz de Elise —. Ahora sé que mis postres también tienen ese efecto en ti. Es una interesante información que usaré más adelante.

—¿Quieres hacer silencio, Leb? —le exigió Rubí, sentada junto a Elise al otro lado del mesón —. No encuentro la pieza que me falta.

Y así como Caleb tenía la repostería para calmarse, Rubí había descubierto que su forma de drenar los nervios era armando rompecabezas. Elise aún no podía entender como se las arreglaba para encontrar las piezas que le faltaban mezcladas entre los utensilios de cocina de su hermano, pero la chica se las ingeniaba.

Lo divertido era escucharla maldecir y enojarse cuando no sabía donde encajar las piezas. Al parecer, enojarse por esos juegos la distraía de sus nervios.

—Te dije que armaras esa cosa en otro lado —bufó Leb, dándole un mordisco al mismo cupcake que Elise. Masticó y luego habló —. Estás interfiriendo con mi área de trabajo.

—Y tú interfieres con mi concentración —se quejó ella mirándolo con ojos entrecerrados —. Solo mira mi rompecabezas ¡Está lleno de harina por tu culpa!

Rosas ||P.E #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora