Capítulo 12:
Problemas del corazón
13 de junio
9:31 am
—¡Buenos días! —exclamó Sanne, con entusiasmo —. ¿Cómo amanecieron las tres personas más importantes de mi vida?
Caleb, Rubí, y Aviv estaban sentados en la gran isla de la cocina, tomando un desayuno más sencillo de lo usual ya que la única que sabía cocinar ahí era Sanne, y se había levantado tarde esa mañana. Ninguno de los hermanos Carlton contestó a la pregunta, tan solo se mantuvieron tan callados como lo habían estado desde que se levantaron. Desde el incidente del día anterior, no se habían hablado. Es más, casi ni se habían atrevido a observar al otro.
Rubí estaba molesta con su hermano por defender a Silene antes que a ella. Se sentía traicionada y, aunque esperó un poco esa reacción, le dolió. En cuanto a Caleb, él estaba molesto con su hermana por estar molesta con él. No tenía derecho a soltar esos resoplidos cada vez que se le acercaba, no cuando todo lo que había dicho era verdad. Todos los humanos tenemos una pizca de orgullo en nosotros, y la de ellos se había intensificado hasta apoderarse por completo de ellos.
—Yo estoy bien, Sanne —respondió Aviv, con una sonrisa ladeada. Al parecer, era el único con ánimos de charlar en esa casa —. ¿Tú? ¿Cómo amaneciste?
—Bien —habló ella, pero su mirada se desvió hacia sus sobrinos —, hasta que me levanté y me encontré a un par de niños malcriados en la cocina. Creí que mis sobrinos eran lo suficientemente grandes como para arreglar una pelea hablando, no con la ley del hielo.
—Caleb empezó —reclamó Rubí, sin ver a su hermano realmente.
—¡¿Yo?! ¡Por Dios! —exclamó Caleb, enojado —. ¡Sabes bien que...!
—Ah, ah, no empiecen —lo detuvo Sanne, cruzandose de brazos —. Ya estan bastante grandes para hacer berrinches, y Avi y yo estamos bastante viejos como para tener que escucharlos. Así que solucionen su mierda como los adultos que son, porque no estoy dispuesta a solucionarla por ustedes.
Justo por eso fue que los padres de Rubí y Caleb insistieron con que Sanne los acompañara. Conocía a los hermanos Carlton tan bien que podía tomar el papel de una segunda madre sin problema. Por ende, sabía como lidiar con los problemas de ambos. Ella era calmada, estructurada, e inclusive sus amigas la apodaban como la "correcta Sanne Coleman", pues era de la clase de persona que tenía una idea muy clara de lo que estaba bien, y lo que no. Ella se aseguraba de que sus sobrinos actuaran de buena manera, razón por la cual era la única persona que tenía el completo respeto de los dos.
Era directa cuando debía serlo, y se encargaba de mantener el orden cada vez que amenazaban con arruinarlo. Cuando lo requería, utilizaba un tono de voz severo, capaz de taladrar la conciencia de los hermanos hasta hacerlos entrar en razón. Eso era lo que estaba ocurriendo en ese momento: A ambos comenzaba a dolerle el pecho, pues las palabras "solucionen su mierda" empezaban a golpearlos.
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Rosas ||P.E #3
Teen FictionSilene Osbone es tan perfecta como una rosa... Cristal Milestone admira tanto a Silene que solo quiere ser igual a ella... Dicen que las rosas son las flores más hermosas del prado, las que todos ven. También dicen que son perfectas por su color, ar...