Capítulo 23:
Superando miedos
22 de junio7:50 pm
—No sé si pueda hacer esto, Cris.
Ni el entusiasmo de su amiga pelirroja, ni el grito de las estrellas que le pedían cantar, ni la agradable brisa con olor a mar que parecía estar retándola a alzar su voz, pudieron quitarle los nervios que sentía muy dentro de ella. Cantar en publico le recordaba a esas noches en las que ojos la miraron, tan embelesados con su talento que no notaron que necesitaba ayuda, que se moría de hambre en las calles de Londres y, aún así, el dinero que dejaban en su gorra jamás lo usó para comprar comida...
Su canto se escuchó muchas veces como un grito de auxilio, pero la gente solo quiso ver al ángel de gran talento en lugar de notar que sus alas estaban rotas; que ella misma se las habia cortado y por eso no sabía que hacer, ni como regresar a casa.
Cris jamás lo adivinaría, jamás sabría lo que ella vivió y mucho menos lo comprendería porque ella sí era un ángel con alas intactas. Esa pelirroja gozaba de constantes rayos de sol alumbrando su vida. Era encantador ver como amar no le costaba, pues mantenía la inocencia de una niña. Rubí sabía que su amiga era afortunada. Justo por esa suerte, es que no entendería sus miedos y monstruos.
A ella solo podría comprenderla alguien que tocó fondo y sobrevivió para contarlo.
—¿Por qué dices que no puedes? —preguntó Adam. Supo reconocer el huracán de sentimientos en los ojos de Rubí, incluso llegó a sentir un escalofrio al detallarlo. Esos eran los ojos de alguien que estaba luchando consigo misma —. Te oímos cantar antes, es obvio que puedes hacerlo ¿Por qué te mientes a ti misma?
—Sé cantar, puedo hacerlo —aclaró Rubí —, pero no frente a ustedes.
—Ya lo hiciste una vez. Sí puedes.
—No sabía que estaban ahí...
—Pero lo estabamos, lo que demuestra que estás equivocada: si puedes cantar frente a nosotros, solo que tú te detienes.
—¿Y qué si me detengo? ¿A ti qué importa?
—Oh, a mi no me importa —soltó Adam, alzando sus manos a modo de defensa. Se le escapó una sonrisa, de esas que sorprendían a Rubí —. Pero es obvio que a ti si, niña. No te pondrías tan a la defensiva de lo contrario.
Ella soltó un resoplido y rodó sus ojos. Adam era una real molestia, ¿por qué le gustaba tanto? En el latir de su corazón acelerado, en el calor que sentía en sus mejillas, en su mirada que luchaba para no perderse del todo, estaba la respuesta. Quizá Adam era un fastidio, pero era un fastidio que no supo que necesitaba hasta ese momento.
Él la miraba como jamás la habían observado, parecía comprenderla. Quizá no tenía sus mismos demonios, sus mismos miedos, o sus mismos recuerdos, pero había algo en él que la hacía sentir...acompañada. Pasó tanto tiempo encerrándose en sí misma, huyendo de miradas ajenas y de preguntas peligrosas, que había olvidado ese agradable calor en el pecho que se suele sentir cuando alguien a tu lado te apoya.
ESTÁS LEYENDO
Rosas ||P.E #3
Teen FictionSilene Osbone es tan perfecta como una rosa... Cristal Milestone admira tanto a Silene que solo quiere ser igual a ella... Dicen que las rosas son las flores más hermosas del prado, las que todos ven. También dicen que son perfectas por su color, ar...