Capítulo 47

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Capítulo 47:Y era su culpa

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Capítulo 47:
Y era su culpa

23 de Julio

11:07 pm

Una rosa, porque a Silene le gustaban.

Una rosa, porque con ella estaba demostrando todo lo que en palabras no podía.

Una rosa, porque le estaba dando más de lo que le daría a ninguna otra.

Una rosa, porque le había dicho que la amaba...

No sé decirte si lo que Adam tenía en la mano era una simple flor, o su propio corazón latiendo únicamente por una princesa. De igual manera, le estaba ofreciendo a ella ambas cosas. Le estaba dando todo, aunque ella ya lo tenía desde hacia tiempo.

La observó abrir su boca con sorpresa, sus ojos café fijos en la flor roja en su mano. Él había olvidado la última vez en la que había sentido tales nervios, o quizá jamás había sentido algo de tal magnitud. Ella provocaba cosas que no tenían comparación, que existían solo una vez en la vida.

Y existían solo por ella.

—Yo...—Silene se puso de pie y lo encaró. Esbozó una sonrisa confundida, quizá solo no quería aceptar las cosas aún cuando todo estaba demasiado claro —. ¿Por qué esto no suena a un te amo de amistad?

—Porque no lo es —habló él, acercándose un paso más hacia ella. Le sonrió con nerviosismo —. Es...es mucho más. Siempre serás mi mejor amiga, pero creo que caí en una de esas historias en las que la amistad se queda corta para describir lo que siento en verdad.

Decirlo se sentía increíblemente bien, tan correcto que Adam no podía evitar sonreír ante la idea de haberse enamorado de una princesa. Tenía miedo, claro, ¿pero qué es una buena historia sin algo de eso? ¿Qué es una persona sin temor? A veces los dragones luchan más que los nobles caballeros; a veces ellos resultan ser los más valientes de todo el cuento.

Silene llevó una mano hasta su pecho, comprobando que latía a un ritmo que no tenía sentido alguno. No se dio cuenta del instante en el que Adam superó a Vanessa, mucho menos el momento en el que se enamoró de ella. Todo eso la estaba tomando por sorpresa y no estaba segura de cómo reaccionar.

Solo podía ver la rosa en su mano, roja y hermosa. Era perfección en las manos del chico más imperfecto que conocía...

—Yo...Adam...—ella sentía un nudo en su garganta, aún seca. Suspiró y decidió ver a su mejor amigo a los ojos —. Adam, no sé que decirte.

Rosas ||P.E #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora