Capítulo 4

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Capítulo 4:A los que les gusta esperar

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Capítulo 4:
A los que les gusta esperar...
25 de Mayo

4:00pm

Caleb esperaba de corazón que su idea de llevar a sus tres personas más queridas a Los Ángeles sirviera para animarlos. Quería ver sonrisas de vuelta, tanto en los labios de Aviv, como en los de su hermana. Por parte de Rubí, tenía sus dudas, pues ella no había salido de su habitación ni siquiera por la llegada del resto de sus familiares. En cuanto a su agente...

Con él la historia estaba resultando un poco más satisfactoria.

Cloe y Gabe Bacher lo estaban haciendo reír, y bastante. Todo gracias a la gran cantidad de historias que tenían acumuladas sobre sus dos pequeños hijos de cinco años. Harley y Holden eran un par de mellizos hiperactivos, con mucha curiosidad por el mundo y sus alrededores. Claro que toda esa curiosidad los empujaba a problemas que sus padres debían resolver. Más de una vez perdieron la cordura gracias a esos dos pequeños, pero, al menos, les quedaban anécdotas interesantes con las cuales animar a un hombre lleno de nostalgia.

—El otro día, pasamos por una tienda de mascotas y los mellizos empezaron a pedirnos un perro —le contó Gabe, con una sonrisa ante el recuerdo —. Montaron un escándalo en la vitrina. Holden lloró, Harley gritó...

—Todos nos estaban viendo —continuó Cloe, observando a Aviv y a Sanne, quienes estaban atentos a la conversación —. Así que se me ocurrió ser una mamá sensata y madura, y les dije que no les daría un perro hasta que demostraran que eran lo suficientemente grandes como para cuidarlo.

—Pésima idea, porque ahora Holden ladra y gatea mientras Harley finge llevarlo de paseo. Creo que es su forma de rebelarse, o lo que sea que signifique eso para un par de niños de cinco años.

—¿Y qué van a hacer al respecto? —preguntó Sanne, divertida ante las ocurrencias de sus sobrinos más pequeños.

—Seguirles el juego —respondió Cloe, encogiéndose de hombros —. ¿Querían un perro? Pues, fingiremos que Hol es uno real hasta que se cansen.

—Yo creo que es una idea alocada —señaló Gabe —. Aunque no tiene caso detenerla. Ya conocen a mi esposa, sus ideas no tienen sentido, pero de alguna manera funcionan.

—Y así me amas, narciso.

Caleb no se perdió las sonrisas de Aviv y Sanne, lo que lo hizo sonreír también. A su tía le había hecho bien reencontrarse con sus tres mejores amigas, las margaritas le hicieron mucha falta durante su ausencia. Además, estaba disfrutando compartir el tiempo perdido con sus sobrinos y sobrinas. Lavanda Osbone estaba sentada en su regaso, con un libro de cuentos entre sus manos. Sus padres habían dicho que no se sentía muy bien, por eso se le veía tan decaída y apegada a su tía. En una situación normal, ella habría estado más sonriente y un poco más activa.

Rosas ||P.E #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora