Capítulo 60
Tenías razón
15 de agosto7:36 pm
Si no hubiese sido porque sus ojos café eran inconfundibles, no la habría reconocido.
No estaba acostumbrado a ver a Silene con el rostro manchado, o con el cabello tan despeinado. No estaba acostumbrado a verla tan desesperada, o tal pálida como la vio en ese momento. La iluminación era muy poca, pero lo que podía ver era suficiente como para notarla distinta.
Demasiado distinta.
Ella movió su boca, pero su grito no se escuchó sobre el sonido de la música. Cuando ella extendió su mano e hizo una seña para que la siguiera, Adam tuvo unos momentos de conflicto interno en los que peleó consigo mismo ¿Ir, o no ir? Tras huir de ella por semanas, tras intentar cerrar ciclos, seguirla no se veía como lo más sensato...
Y aún así, con todo el dolor de su corazón, lo hizo.
Se abrieron paso entre la multitud. Unos gritaban, otros aplaudían y ellos dos parecían estorbar entre tanta euforia y energía. Mientras seguía a Silene, él se preguntaba qué le seguiría a todo eso ¿Más dolor, otro rechazo? No estaba preparado, pero imitaba sus pasos como si hacerlo no lo llevarían a una tragedia segura.
Comenzaba a pensar que seguiría a su princesa a donde fuera, incluso si un final infeliz estaba casi asegurado entre ellos.
A duras penas si notó el momento en el que ambos llegaron al jardín de rosas. La gran cúpula de cristal estaba vacía, los únicos testigos de cada uno de sus movimientos eran esas flores carmesí. El olor a primavera que desprendían, junto con las luces rojas que iluminaban a los rosales creaban un escenario encantador, como si hubiese sido sacado de un cuento de hadas y transladado al mundo real por acto de magia.
Pero el escenario no le importaba a Adam, mucho menos a Silene. Ellos estaban pendientes de otras cosas.
Para cuando ella se dio la vuelta y lo encaró de nuevo, él no supo exactamente qué sentir. Primero, lo invadió esa sensación de confusión al ver lo diferente que estaba Silene. Esa tierra y esa tristeza no encajaban con su hermoso rostro, mucho menos con el valioso corazón que él sabía que ella tenía. Vio a la damisela en peligro, esa que Sile abandonó tiempo atrás para convertirse en la princesa pretenciosa.
Pero también vio algo nuevo en ella, una especie de decisión inexplicable en sus ojos achicados por el llanto. No era su típica seguridad fingida, era algo más...como la necesidad de hacer algo, ¿pero qué?
Luego, sintió ese latir extra en su pecho, ese que hacía que su corazón se quedara ajustado en el espacio que le ofrecían sus costillas. Silene no se veía como en las revistas, no estando tan desarreglada y cansada. Aún así, bajo la mezcla de la luz de la noche y las luces artificiales ella se veía...ella. Era una versión triste y casi irreconocible de la chica que conocía, pero seguía teniendo esos labios carnosos, ese cabello dorado, esa piel tersa, esos increíbles ojos café que expresaban todo a partir de miradas...
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Rosas ||P.E #3
Teen FictionSilene Osbone es tan perfecta como una rosa... Cristal Milestone admira tanto a Silene que solo quiere ser igual a ella... Dicen que las rosas son las flores más hermosas del prado, las que todos ven. También dicen que son perfectas por su color, ar...