Daenon I

542 27 5
                                    

El desierto Rojo les quitaba todo, día a día. Dany había ordenado seguir al cometa que surgió la noche cuando ellos se arrojaron a las llamas y sus hijos nacieron. Sí, eran sus hijos, los únicos que compartirían. Los antiguos valyrios se casaban entre hermano y hermana, puede que en algún momento Daenon y Daenerys tuvieran que hacerlo, pero por el memento los dragones eran suyos. El negro fue llamado Drogon, los otros dos fueron nombrados en honor a sus hermanos, Rhaegal era el verde, y Viserion el color crema, él los cuidaría como el hermano que no lo hizo.

Sin embargo, el cometa se burlaba de ellos. El desierto era un erial extenso, rojo, con lomas bajas y poca vegetación y comida. El khalasar de Dany se marchitaba a medida que avanzaban. Lo primero que se agotó fue le vino, luego la leche de yegua, y el primer muerto cayó a los tres días, un anciano débil, la siguiente fue el día posterior, una niña, casi un bebé. Dany tuvo que coger a la madre entre sus brazos y arrastrarla lejos de la niña, a la que dejaron sobre la tierra baldía, igual que a Doreah, su doncella. Si miraban atrás, si flaqueaban o si se lamentaban por los muertos, estaban perdidos. A pesar de todos, los dothrakis caminaban, habían visto a Daenerys salir ilesa del fuego, la llamaban la que no Arde, la madre de dragones, y su palabra era ley. A Daenon lo llamaba khalakka, el domador de Fuego y todos recurrían a él y a su hermana.

Los cazadores de Dany, que tenían los mejores caballos salían cada mañana, salvo la Plata y Vermax, el resto de sus sementales eran escuálidos, débiles, muy jóvenes, muy viejos o cojos. No volvían con casi nada sobre sus bestias, solo ratones del desierto o cosas más pequeñas y con menos carne, por lo que esos caballos débiles los mataban y se los comían. Daenon recordó que Viserys contaba en sus historias que solo los humanos y los dragones cocinaban la carne. Al principio ninguno de los tres comía, pero cuando quemaron la carne hasta chamuscarla, la consumieron con avidez. Ellos crecían, pero el khalasar menguaba. Cada día Dany colocaba a un dragón distinto sobre su hombro, lo mismo hacía Daenon. El tercero lo llevaban las doncellas. Con Daenon siempre montaba Melanthe, delante de él. La chica le acariciaba las manos y se acurrucaba en su pecho, recibiendo mordiscos amistosos del dragón de turno. Adso se había quitado su cadena de maestre y la túnica grisácea, vestía a lo dothraki, y alternaba entre caminar y cabalgar, para no cansar a su semental, que además cargaba con el poco instrumental médico que tenía.

Al día siguiente, cuando ya el sol se asomaba por el horizonte, volvieron los exploradores.

—¡Una ciudad, Khaleesi! —Dijeron —Una ciudad blanca como la leche y hermosa como una doncella, a menos de una hora.

—Adso, Jorah ¿Sabéis qué lugar es ese?

—No, mi príncipe. Nunca me he adentrado tan al este.

—Yo tampoco, mi príncipe —Respondió Adso, rascándose el brazo. Su actitud había cambiado en las últimas semanas, siempre le llamaba "mi príncipe" o "mi señor", y muchas veces lo pillaba mirando embelesado a los dragones, como si aún no se creyera que existieran, lo cual era normal, un maestre no creía en magia como aquella, aunque ese comenzó a creer.

—Sangre de mi sangre, id a esa ciudad y averiguad quiénes la habitan y qué recibimiento nos dispensarán.

—Ai! Khaleesi —Respondió Aggo.

La ciudad estaba muerta, las murallas blancas estaban cubiertas de grietas, y los edificios eran igual que los muros, muy juntos, con lonas que cubrían las angostas calles, pero allí encontraron pozos con agua, higos, hierba para los caballos bajo la sombra y un lugar defendible. Las doncellas y las viejas estaban temerosas de que la habitaran espíritus malignos, pero Daenerys era irreflexiva.

Levantaron su tienda frente a un antiguo palacio. Dany estaba recostada entre cojines, mientras que Melanthe reposaba su cabeza sobre el pecho de Daenon, que acariciaba sus cabellos oscuros. Daenerys les miraba con una sonrisa.

Canción de hielo y fuego: Hijos de ValyriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora