—Deberíamos volver ya —Instó Roger, mientras se cubría los delgaduchos brazos con los pliegues de la capa.
Billy zarandeó un par de veces su miembro y se lo guardó entre las calzas, alejándose del embarcadero. Los dos volvieron al castillo.
—Seguro que hoy comeremos la misma mierda de siempre —Puntualizó Roger —Ormund no sabe preparar otra cosa que no sean gachas y cerveza insípida.
Billy no dijo nada, era un chico de pocas palabras. Pasaron bajo el umbral del parapeto de la entrada al mar de Guardiaoriente. Las torres de madera y piedra crujían con el viento y ya hacía tanto frío que sobre las torres había grandes estalactitas de hielo de casi doce codos. «Ojalá no me caiga una de esas encima —suspiró— aunque, pensándolo bien, no sería mala forma de quitarme de encima el puto muro y al resto de mis malolientes hermanos de armas». El invierno había llegado, y parecía ser duro. «Como decía papá, un verano largo siempre señala la llegada de un invierno duro».
Entraron al salón principal de Guardiaoriente, donde unos cuantos hombres bebían cerveza junto a la chimenea o jugaban a los dados.
Ellos se unieron a los que jugaban la partida de dados. Hablaban de un tema interesante.
—Entonces ¿Qué reina va ganando? —Dijo Harry Bolun, aunque Billy le llamaba Oso, por su tamaño y por su desconocimiento de la hojilla de afeitar.
—Creo que la reina dragón —Dijo Roger, que estaba agitando sus dados. Cuando los arrojó perdió, aunque no perdió nada, porque ¿Qué había para apostar? ¿El almuerzo? Si eso ocurriese en Salinas, los hombres se habrían apostado monedas, especias o chicas, y su padre le regañaría por estar mirando y no trabajar en la curtiduría. «Billy el bobo, Billy el tonto». —Tiene tres dragones más grandes que los de Aegon. Y dicen que en su ejército hay un millón de salvajes Dothrakis.
—Salvajes sin armadura ni espadas —Apuntó al que Billy llamaba Ratón, por su nariz fina y alargada —Los Lannister tienen soldados con armaduras completas, caballeros acorazados y arqueros.
—Pues los Lannister murieron en la Batalla de Altocorazón, o eso dicen.
Los hombres se rieron.
—¡Eh! Billy el bobo. Tú eres de las Tierras de los Ríos ¿Sabes algo de eso?
Billy se encogió de hombros, argumentando que no sabía ¿Cómo iba a hacerlo? Había llegado a la Guardia de la Noche solo dos meses antes y la batalla había acontecido hace poco. Le parecía que, con el tiempo y el frío, los hombres olvidaban por qué los habían enviado al muro. Billy nunca lo olvidaría, ni por el frío, ni por el tiempo. Eso era lo único que recordaría siempre.
El comandante Pyke entró, con su rostro lleno de granos fruncido y enfadado, refunfuñando sobre el frío y el invierno.
—Vosotros cinco —Dijo, señalando al grupo entre los que se encontraba Billy —Necesitan ayuda en el muro. Id y echad una mano ¡Venga! Mi tatarabuela tiene más vitalidad.
Todos se levantaron, con las capas volando tras ellos, y fueron hacia el elevador.
La larga subida al muro era todo un reto para los que no estaban acostumbrados a las alturas. A Billy no le suponía gran problema, pero era verdad que se le revolvía el estómago cada vez que la jaula del elevador se cerraba y poco a poco el suelo iba quedando más y más lejos.
Cuando llegaron a la cima, el intendente les hizo una seña para que se acercaran.
—Vosotros dos recorred el perímetro y llevad a bajo todas las municiones que se hayan congelado, con este frío muchas flechas y lanzas estarán atascadas a sus barriles. Venga, moveos. Vosotros tres —Dijo, señalando a Roger, Ratón y Billy —Las antorchas. Prendedlas todas, antes de que caiga la noche.
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Canción de hielo y fuego: Hijos de Valyria
FanficEscaparon de su casa en mitad de la noche, con lo puesto, durante años huyeron de ciudad en ciudad, escapando de los puñales de quienes les perseguían y malviviendo en callejuelas y de la corta cortesía de los ricos y poderosos. Viserys, el Rey Mend...