Olenna daba cabezazos dentro de su carromato por cada bache que las ruedas pasaban. El sonido del látigo del cochero y del relinche de las monturas de sus caballeros le llenaban los oídos. La Reina de las Espinas se encorvó hacia un lado y recostó su cabeza sobre uno de los mullidos cojines. El viaje ese no le gustaba ni un pelo, pero no tenía muchas opciones, no tenía ninguna, a decir verdad ¿Qué dirían sus nuevos gobernantes si respondía a su petición con un "no"? Con suerte, llorarían como bebés y se pondrían manos a la obra. Recordaba perfectamente su última conversación con ellos.
El principito dragón le sirvió vino, mientras que Olenna buscaba una posición relativamente cómoda. Ir a Harrenhall le pareció totalmente estúpido. «¿Por qué? Para estar unos pasitos más cerca de esos muertos andantes que vienen hacia el sur —A pesar de ello, estaba furiosa, estaba colérica... primero le arrebataron a Margaery, a su dulce rosita dorada, y también a Mace, a ese botarate rechoncho que tanto le había costado traer al mundo —a ese idiota, que amaba, pero Loras... oh, pobre Loras, mala suerte en el amor y mala suerte en la caballería— Un guardia real de tres reyes distintos, al menos le recordarán por algo».
—Entonces....
Daenon alzó la vista, mientras que su hermana miraba por la ventana.
—Necesito que alguien vaya a Desembarco del Rey, lady Olenna —La reina la miró con ojos profundos y teñidos de sufrimiento —Hay que hacerla entrar en razón, que se aúne a nuestra causa. Sin su ayuda... no sé qué podrá pasar.
Olenna Redwyne suspiró.
—Y como estamos faltos de pájaros, mensajeros, caballeros y señores de tres al cuarto queréis que vaya yo, querida. Veréis, Cersei y yo no nos llevamos demasiado bien desde que se empeñó en masacrar a mi familia. —Olenna tomó la copa de vino y le dio un largo trago —Esa reunión puede acabar bien o, más probablemente, con mi cabeza en una pica. Los cadáveres se pean al momento de morir, que se lo pregunten a Tywin Lannister. No quiero que me escuchen pearme cuando su monstro me corte por la mitad.
Daenon se cruzó de brazos y se encogió de hombros, su hermana, en cambio, se acercó a Olenna y se sentó a su lado, lo que sorprendió a la anciana, pues era como si esa muchachilla de cabellos plateados estuviese, por un momento, despojándose de su papel de reina para hablarle de forma más cercana, casi como una amiga. Olenna no tenía amigas, siempre había considerado que así se viviría mejor, más segura; solo necesitaba a su familia, protegerla, eso era lo único que le importaba.
—El fuego y la sangre no han servido contra esas criaturas, lady Olenna, ni las lanzas de mis inmaculados ni las de Dorne, ni las espadas del Norte y el Valle, tampoco la ira de la sangre de mi sangre. Si queremos sobrevivir, Cersei debe estar de nuestro lado y necesitamos que vaya alguien a quien conozca, alguien a quien tome enserio. Vos sois esa persona.
Debía protegerlos a todos de la muerte, así que... ahí estaba, camino de la capital.
—¿Os gusta, yaya?
Olenna alzó la cabeza del cojín y observó los bordados que su nieta Desmera había cosido. La chica no era ni siquiera la mita de bella de lo que Margaery había llegado a ser en cualquier momento de su preciosa pero corta vida, pero la Redwyne tenía unas buenas caderas para parir, senos abundantes y una cara llena de pecas. «Como si se la hubiesen pintado para el festival de la cosecha.» La chica no era espabilada, pero no como Olenna, ella sería como un potro que corre sin mirar al frente. «¡Ja!, como el idiota de mi tonto Lord Luthor.»
—Te vas a casar con un Baratheon, querida, no con un Clegane. Haz mejor esas astas o, en vez de ciervo, parecerá un chucho sarnoso. —La chica asintió, con gesto cansado y volvió a sus bordados. Olenna lo cogió y lo arrojó a un lado —Escúchame, niña. Sé que hasta ahora has vivido una vida maravillosa, pero el idiota de tu padre te iba a casar con un Lannister, un familiar de quienes mataron a tu tío y a tu prima. Ahora, en vez de eso, te vas a casar con el señor de las Tierras de la Tormenta ¡Lo sé, un bastardo, sí! Pero es el señor, y, si no quieres que te haga a un lado y enamorarlo de verdad usa la mejor arma que tenemos —Olenna golpeó la frente de la chica —Eso que tienes ahí ¿vale?
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Canción de hielo y fuego: Hijos de Valyria
FanfictionEscaparon de su casa en mitad de la noche, con lo puesto, durante años huyeron de ciudad en ciudad, escapando de los puñales de quienes les perseguían y malviviendo en callejuelas y de la corta cortesía de los ricos y poderosos. Viserys, el Rey Mend...