Arianne III

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El castillo se preparó para recibir a Daenon, victorioso del campo de batalla. Llegó volando por la tarde a lomos de Viserion, esplendoroso como el sol naciente. Cuando Arianne lo vio sonrió levemente, sintiéndose extrañamente orgullosa de que ese hombre fuese su marido.

—Mi reina —Dijo, inclinándose ante Daenerys, luego miró a Arianne —Esposa.

—Bienvenido. —Respondió la reina, poniéndole la mano sobre el hombro —Has enorgullecido a nuestra casa, igual que a mí, hermano.

Arianne se acercó a él y lo tomó de la mano, llevándola hacia su estómago. Sobre el rostro de Daenon no se dibujó ninguna sonrisa o gesto alegre, simplemente suspiró con gesto cansado, como si eso ya lo hubiese vivido antes. «Porque lo ha vivido, lo ha vivido y se arrepiente de eso».

—Te estábamos esperando, pequeño esposo —Arianne curvó una sonrisa ladina —Ansiosamente.

Fueron hacia la sala de la mesa pintanda, donde le esperaban Varys y Tyrion. Ambos estaban sentados, con unas copas de vino y leyendo documentos y desenrollando rollos de cuervo. Al parecer tras la victoria de Daenon contra los Tarly muchas casas se habían decidio a jurar lealtad a los Targaryen: Los Fossoway, los Weber, los señores al sur de la Bahía de las Tormentas y el propio Edrick Tormenta, ahora legitimado y comprometido con una de las primas de Ser Loras Tyrell.

—Qué placer volver a verte, Daenon —Dijo Tyrion, señalándolo con la copa, brindando —He oído que estabas entreteniéndote.

—Haciendo el trabajo de verdad —Bromeó Arianne.

—Mi viperina princesa. Os sorprendería saber cuánto trabajo hay en los pergaminos e informes.

Arianne se rio. Era la primera vez que usaba el epíteto de "viperina", pero no le ofendía en lo más mínimo, al contrario, le parecía curioso. Era una serpiente, le gustaba joder y yacer con muchos hombres para luego desecharlos, el título le venía como anillo al dedo.

—Bien —Comenzó la reina, mientras todos se sentaban —Tras tu victoria, hermano, hemos tomado el control de todo el Dominio. Ahora podremos centrar nuestros esfuerzos en los señores neutrales de las Tierras de la Tormenta y luego ascender al norte.

—No lo veo muy sabio, majestad —Respondió Tyrion —No con el ejército de mi hermano luchando contra lord Brynden en las Tierras de los Ríos. Por el momento le han detenido, pero no pasará mucho hasta que Jaime descubra la forma de avanzar al norte.

—Entonces hay que detenerle —Dijo la reina —Enviaré a los dothrakis al norte para que le den caza.

—No deberíamos privarnos de los dothrakis. Son la mejor unidad de maniobra que tenemos —Daenon se inclinó y movió la pieza que representaba a la Compañía Dorada —Ordenaré a Harry que mueva sus hombres a los ríos y junto a los hombres de Tully conseguiremos hacer una pinza que envuelva a los Lannister. Luego, nada se interpondrá en nuestro camino a la capital.

—Euron Greyjoy hundió la flota de Asha y Victarion —Dijo la reina —No sabemos si viven o no, ningún navío ha vuelto aún.

—Euron Greyjoy puede ser un hombre terrorífico, pero un hombre al fin de al cabo. Quemaré su flota con Viserion y será un problema menos.

—Mis Pajaritos no afirman eso de que sea solo un "hombre". Allende la mar ha saqueado y sido cruel en extremo con docenas de poblaciones. Ha saqueado, violado y matado. Es el mejor capitán de los catorce mares.

—Si descubro que no se quema vivo lo traeré para que Procoro juegue un ratito con él —Respondió Daenon, mordaz.

—Eres el Consejero de la Guerra —Dijo Daenerys —¿Qué propones?

Canción de hielo y fuego: Hijos de ValyriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora