Anne.
Nunca he confiado en la gente supuestamente desinteresada, de hecho, nunca he conocido una que realmente lo sea, solo en libros. Todos al final quieren algo, cobran algo, por eso no puedo evitar fruncir el ceño y ponerme a la defensiva al tener a este chico frente a mí mirándome con comprensión, como si mi situación le afectara.
—¿Ayudarme a cambio de qué? —pregunté corriendome un poco a la izquierda, porque no me había dado cuenta de la cercanía entre nuestros cuerpos.
—Solo quiero ayudarte, veo que estás en una situación difícil.
Levanto las cejas. —Ajá...
–No me crees —dice frunciendo el ceño con extrañeza, no es una pregunta, es una afirmación.
—Qué perceptivo. —suelto con más frialdad de la que me gustaría. No me culpen, estoy muerta de miedo con todo esto. —Claro que no te creo, ¿quieres que crea que tú, un niño que no me conoce ni a mi amigo, ni a mí, quiere meterse en un lío tremendo solo por la satisfacción de ayudar? Esas cosas no pasan.
Agitó la cabeza confundido, sus ojos me miraron con más profundidad, como tratando de entenderme, como si yo fuera algo tan interesante como para perder su tiempo tratando de deducir, tragué. —¿Quién te hizo tanto daño?
—¿Perdón?
—¿Quién te hizo tanto daño como para creer que todas las personas tienen malas intenciones?
Bufé y apunté mi ropa. —La vida, ¿no se nota? —no sé que me dió el impulso de soltar toda esta información, si la pena que tenía en el pecho, sus ojos mirándome con interés, como si valiera de algo, o simplemente mi personalidad, siempre tiendo a hablar de más.
—Soy huérfana, mis papás no están en ningún retiro espiritual ni nada, de hecho creo que nisiquiera están en este mundo terrenal. Estuve en un orfanato toda mi infancia esperando que alguien me quisiera, que me rescatara una linda familia, con un perrito y una casa roja con una linda biblioteca. Lo planié todo en mi cabeza, las cenas, mi habitación, todo. Pero nunca pasó, solo me quedé esperando a ser salvada hasta que hace dos años me escapé, me di cuenta que podía salvarme sola.
Me miró con los mismos ojos que antes, como si lo que yo dijera fuera lo más importante del mundo, no me compadeció, no me tuvo pena, un calorcito interno me envolvió. —Conocí a Jerry, su historia, si realmente dices que quieres ayudar, te la contará él. Y desde entonces nos hemos encargado de todo, sin esa gente con lindas intenciones que planteas tú, somos personas afines que se acompañan, nadie es héroe de nadie, y así nos iba bien hasta que esto pasó.
—¿Qué pasó exactamente?
Negué con la cabeza. —No lo sé, no he podido hablar con él...pero si algo le pasa. —me dieron ganas de llorar, pero las aparté—. No sé que haría sola otra vez.
Me regaló una sonrisa pequeña a labios cerrados, de comprensión. —Eso no va a pasar.
Se levantó del asiento con rapidez y quedé confundida por un momento, ¿qué estaba haciendo?. Volteé hacia él, y vi donde se dirigía, hacia el doctor.
No, no, no...
Me levanté y casi corrí hacia él, que ya le hablaba a él canoso doctor, que le sonreía como si el muchacho fuera un pobre perro abandonado, me molestó su mirada al instante, detesto la pena que regala la gente exitosa al ver gente que está pasando por una mala racha.
Me puse a su lado, estoy segura que mi pecho dejó de subir y bajar, porque si existía respiración, yo había dejado de practicarla en ese preciso momento. —Vecina de la casa de papá, su familia es muy amiga de la mía, nos conocemos de niños.
–¿Qué...? —parpadeé confundida y él me agarró de la muñeca, sin apartar la vista del doctor. —Ah, sí. Muy amigos, desde así de pequeños, –hice una seña con la mano a la altura de mi cadera– jugabamos con barro, de hecho él se lo comía, era tan divertido..
Me golpeé mentalmente, ¿porqué nunca dejaba de hablar?
El chico se rió, pero me regaló una mirada para que me callara y lo dejara a él. Sí, era lo mejor. —Tan graciosa que es Cordelia, —miró de nuevo al doctor que nos observaba entre sonriente y confundido— Señor Boyle, con esto quería decirle que todo lo que dice ella es cierto, de hecho venía justamente aquí a verme y a ver a papá anoche cuando se encontró con el muchacho, me llamó hoy para avisarme, y vine cuanto antes...
El doctor Boyle asintió pero estoy segura que dudaba. —Si tú me lo dices, muchacho, te creo. Estuve apunto de llamar a la policía... —un gritito estuvo apunto de salir de mí pero el pelinegro me apretó la muñeca otra vez, tranquilizandome —porque pensé que eras una niña vulnerada o algo.
Los dos se rieron, y yo me reí también, incómoda. —Qué bueno que todo fue un malentendido entonces. —sonrió el señor —Niña, fuiste muy valiente de ayudar a un niño que apenas conocías, si no hubiera sido por ti, él no habría tenido tanta suerte. Pero no puedes estar a las cinco de la mañana sola por estas calles, no es seguro.
—No dije que fuera muy inteligente. —soltó el chico y lo pellizqué, oculté una risa al verlo disimular el dolor. —Bueno...doctor, gracias por ayudar a mi amiga.
—¿El chico como está? —pregunté con demasiada excitación de después traté de disimular —Quedé preocupada al verlo tan...tan mal, no sé.
—Estable, pero aún inconsciente, el pobre tiene una contusión cerebral, varios hematomas, y heridas. Por lo visto, a causa de una pelea. —asentí con calma pero internamente habían treinta mini anne's gritando y corriendo por todos lados— Estamos esperando para hacerle otros exámenes.
—Pobre. —me obligué a decir con mi hilo de voz.
—Cualquier cosa iré informando. Estamos tratando de ver si tiene familia o algo, pero por su ropa y lo sucio que estaba, estoy casi seguro que que el muchacho vivía en la calle.
El muchacho asintió. —Ojalá lo ayuden...y encuentren a su familia.
No pude mirar a ningún de los dos, y me miré las manos, mi corazón era como el aleteó de las alas de un colibrí. Cerré los ojos y le pedí a la misma luna que siempre nos abandonó, que lo ayudara, que él estuviera bien, y que por una vez en nuestra vida, no nos dejara a merced.
◇
Qué alianza interesante se formó aquí...pero, pobre Jerry. :(
![](https://img.wattpad.com/cover/205346614-288-k541250.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Anne Of The Present
FanfictionAnne Shirley nació con la aventura tatuada en sus clavículas y las ganas de descubrir el mundo bordadas en su espíritu. Así que cuando descubrió que la familia que tanto deseaba no llegaría, tomó la decisión de abandonar el orfanato donde se había c...