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Gilbert.

Escuché algunas cosas de la vida, como por ejemplo que tiende a arder aunque no lo queramos.

—¿Y? —interrogó Venus en cuanto llegamos con los demás disimulando la sonrisa enorme que queríamos mostrar, y reemplazandola con un gesto hostil para tenerlos a la expectativa—. No me digan que el Ministro otra vez nos mandó a la mierda...

—Bueno...

O también cuando justamente buscamos que eso suceda, que arda y se lleve todo lo malo consigo, todos los recuerdos que dañan, formando otra cosa. Que aunque lo esperamos, no por eso nos sorprende menos.

Una sonrisa apareció en el rostro de Anne, contagiandome una a mí también. —¡Tenemos centro de alumnos, comisiones y directora nueva!

—Estás bromeando. —murmuró Cole con el rostro lleno de sorpresa, y la boca entreabierta, negamos con la misma expresión de felicidad plena. —No estás bromeando. Lo logramos, lo...

—Lo puto logramos. —vociferó Roy y todos comenzaron a abrazarse o simplemente a forjar alguna unión entre sus cuerpos, no sé porqué cuando algo bueno nos sucede tenemos la necesidad de la cercanía–. Después de dormir en malditas colchonetas y escuchar cómo duermen como malditos animales...lo puto logramos.

—¡Lo puto logramos! —gritó chiflando Venus y abrazando por el cuello a Roy, que aún no salía de la perplejidad.

A veces arde porque llega alguien que es simplemente fuego. Y sin poder evitarlo, enciende la llama que lo cambia todo, y que encandila a todos a su paso, obligándolos a dejar de mirar sus zapatos para comenzar a ver directamente el incendio.

—No sé ustedes, pero necesito celebrar esto antes que mis padres se enteren que ya pueden entrar y por fin castigarme para toda la vida. —exclamó Diana en cuanto la euforia se calmó un poco, y aunque sus palabras no expresaban nada bueno, su rostro era felicidad plena.

Como arde una fogata rodeada de amigos, historias, y la sensación de victoria. Y de pronto hablas, cantas y te ríes fuerte, sin miedo ni vergüenza, como si de pronto todo lo establecido se resumiera al presente.

—Moody, primero hay que poner piedras abajo —soltó en una carcajada Aline corriendo a un costado a mi amigo—. Así, mira.

Anne a mi lado se unió a la risita mientras poníamos las mantas en el suelo, la brisa marina chocaba unos los pelitos sueltos a los costados de su rostro, y yo no podía evitar voltear a mirarla cuando alguien decía algo que me parecía gracioso, para ver si ella también se reía de eso.

—¿Qué? —me preguntó frunciendo un poco el entrecejo al ver mi mirada puesta en ella. Tenía los ojos radiantes y brillaban divertidos al mirarme.

Sonreí. —Nada.

—¡Se prendió! —gritó Moody alzando los brazos victorioso—. ¡Acabo de hacer fuego!

—Las personas de la prehistoria te miran orgullosas. —le respondió Venus sacándose los zapatos.

Otra carcajada, esta vez grupal, mientras los demás se unían a nosotros con comida y más mantas en las manos.

—Y estás apunto de quemarte. —le avisó Diana sentándose en el suelo y abriendo una bolsa de papas. El hijo único de los Spurgeon volteó sobre su propio eje y dió un paso atrás lejos del fuego.

—Imposible, nací ardiente. —dijo con seguridad cuando se vió fuera de peligro logrando que todos lo miraramos con incredulidad unos segundos y luego rompieramos en carcajadas otra vez.

Anne Of The Present Donde viven las historias. Descúbrelo ahora