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Gilbert.

—No quiero verlo.

—Debes verlo.

Deslicé el sobre café lejos de mí. —Pero no quiero.

Moody soltó un suspiro y lo levantó. —Entonces lo veré yo.

—¡No! —vociferé quitándoselo de las manos con rapidez—. Lo veré yo.

—Bien. —comentó con una carcajada sonora—. Ojalá antes de que los de tu carrera se titulen.

Asentí incapaz de pensar en su sarcasmo o en cualquier otra cosa; en mis manos tenía las palabras que decidirían todo mi futuro.

Era lo que había soñado desde que tenía memoria, mis oportunidades de cumplirlo.

Suspiré tratando de conseguir el valor suficiente para poder abrirlo. —Está bien, acá voy.

¿Saben cuánto se demora una persona en abrir un sobre? Diez segundos. ¿Saben cuántos pensamientos pesimistas pueden surgir en tan sólo diez segundos? En mi caso, miles.

—Debes respirar o no podrás leer. —exclamó mi amigo cuando mis ojos se posaron en la escritura sobre la carta.

Departamento de Admisiones

Universidad de Toronto.

Sr. Gilbert Blythe:

Por medio del presente nos alegra informar su admisión a nuestra universidad en la sección del área de Medicina, después de haber logrado excelencia en los exámenes TOEFL/IELTS, MCAT y SAT subject test, además de una satisfactoria entrevista de personalidad (MMI) que garantizó su admisión y le facilitó una beca completa.

Para finiquitar su admisión, es necesario que se presente en la rectoría de la universidad en un lapsus de 15 días.

Atentamente,

Área de inscripciones y admisión de la UT.

—¿Y...? —susurró en mi dirección Moody—. ¿Celebramos o nos arrojamos al suelo? Sirve de terapia, te lo prometo.

No pude hablar, sólo levanté la mirada con incredulidad. Lo había logrado, después de tanto esfuerzo, de tanto estrés y ansiedad, tenía una beca del 100%, que cubría manutención, útiles escolares, y matrícula semestral, además del seguro de servicios médicos en la universidad de mis sueños.

No parecía real.

 —¿Gilbert..?

—Me aceptaron... —dije más para mí que para él—. Me aceptaron...con beca completa.

—¡¿Qué?! —soltó mi amigo con una sonrisa enorme en sus labios—. ¡Yo sabía! ¡si eres un genio, hermano!

Sonreí como nunca antes cuando me abrazó por los hombros. —Siento que estoy soñando.

Me pellizcó con fuerza y se rió cuando solté un chillido. —No, no lo estás. Sólo eres un cerebrito con una beca en la Universidad de Toronto.

—A 50 minutos de McMaster University, donde estudiará teatro mi mejor amigo. —agregué con entusiasmo.

Él abrió los ojos como platos. —No...

Lo miré divertido. —¿No?

—Mierda, mierda, mierda... —comenzó a decir y se alejó en dirección a la cama—. ¿Qué día es hoy?

—Viernes. —contesté sin cuestionar sus rarezas.

Levantó su teléfono. —Debo estar en una hora y media en la rectoría. Carajo, no puedo ser tan despistado, ¿cómo se me olvida algo así? Ni empecé la carrera y ya siento que me suspendieron.

Anne Of The Present Donde viven las historias. Descúbrelo ahora