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Anne.

—¡Eso fue estupendo! —chilló Moody mientras salíamos todos de la escuela más efusivos y habladores que nunca. —No, Señor Kepner. No me iré hasta que nos de una solución, aaaah, ¡Anne, eres como Batman luchando por el bien!

Solté una risita al ver la emoción que todos traían encima, me sentía eufórica. Era como si hubiera estado sin voz mucho tiempo y después de tanto, por fin podía gritar todo eso que se había acumulado en mi interior.

—Y cuando Venus le escupió al Señor Phillips... —exclamó Ruby poniendo una mano sobre su boca como si fuera una niña pequeña diciendo una mala palabra— ¡Sentí que me iban a fallar las piernas de lo intenso que fue!

—Lo mejor fue la cara del director Kepner. —dijo Diana poniendo su brillante cabello detrás de la oreja—. Pensé que en cualquier momento iba a desmayarse o a explotar como una olla a presión haciendo ebullición.

Todos soltamos otra risa sonora, nos habían despachado antes a nuestras casas para tratar de controlar la multitud y ahora íbamos todos a descansar después del caos.

—Me hubiera gustado que estuviera Jossie, —exclamó para todos Tillie— ojalá vuelva pronto a Avonlea.

Por lo que había llegado a los oídos de la madre de Diana, Jossie Pye estaba ahora de 'vacaciones por nervios' donde sus abuelos hasta nuevo aviso.

Todos asentimos y luego de unos segundos de silencio, seguimos charlando sobre lo ocurrido hasta la Avenida donde normalmente todos tomábamos la ruta separada a nuestras casas, pero a mitad de camino Gilbert nos interrumpió: —No...se me quedó la libreta que te iba a pasar, Anne.

Fruncí el ceño confundida. —¿La libreta?

Él asintió con efusividad dejando de caminar, todos copiamos el gesto. —Sí, la libreta con mis apuntes de literatura del año pasado para tus clases. Esa libreta.

Seguí confundida unos segundos hasta que noté lo que trataba de hacer. —Ah, esa libreta tan importante, verdad.

Ruby sonrió a labios cerrados con su calidez habitual, y urgó en su mochila. —Si quieres yo puedo pasarte mi libreta, tengo todos los apuntes y...

—No. —la interrumpió Diana— Yo necesito tus apuntes, justo te los iba a pedir, qué despistada. Gracias, eres la mejor.

—¡Pero que tarde es! —exclamó con efusividad Moody tomando del brazo a Ruby para comenzar a caminar otra vez.

—¿Tarde? Son las once...

—Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, porque el tiempo es muy relativo. —prácticamente la arrastró— Así que no debemos desperdiciarlo jamás. ¡Vamos! ¡Es tardísimo!

Cole alzó una ceja en mi dirección captando toda la situación antes de volver a caminar con los demás, yo sentí que enrojecerían todas las superficies de mi rostro.

—¿Me acompañas a buscarla? —me preguntó Gilbert una vez solos.

Tosí. —¿La libreta?

—Sí. —asintió sonriendo y estirando una mano hacia mi como si fuera un caballero —La libreta.

Me llevó por el pueblito varias cuadras mientras me contaba anécdotas que había vivido en cada rincón existente durante su infancia, yo las escuchaba con una sonrisa atenta y me imaginaba un Mini Gilbert corriendo por allí. Varias personas lo saludaban con cariño, desde vendedores hasta empresarios de traje y corbata y él amablemente les devolvía la sonrisa, trataba bien a las personas, era parte de su magia.

Anne Of The Present Donde viven las historias. Descúbrelo ahora