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Anne.

Desperté con el sonido de los pájaros cantando suaves melodías en el exterior, con el sol llenando toda mi habitación y envolviendome con su calor, desperté sonriendo, porque estoy justo en la parte de la historia que me está gustando mucho vivir. Desperté lejos de autos sonando sus bocinas, lejos de los sonidos de mamás preocupadas por la hora, o pidiendo a gritos algo para comer.

Y me encuentro aquí, tan lejos de mi antigua realidad, y solo puedo pensar en lo gratificante que es el sonido del bosque, del viento, del lejano correr del agua. Pero a pesar de lo lleno que tengo el corazón, no puedo evitar sentir la sensación de culpa justo debajo de mi estómago que me dice que este privilegio solo lo tenemos unos pocos, y que como yo antes, miles ahora viven toda la vida escuchando el horrible sonido de las pobres ciudades.

—¡Qué rico huele! —gruñí por el exquisito aroma proveniente de lo que, luego pude identificar como panqueques—. ¿Panqueques para desayunar? ¿Con miel?

Era la última en pie, Matthew y Jerry ya se encontraban sentados en sus correspondientes sillas vestidos y listos para la jardinería.

Pero eso no fue lo que llamó mi atención, porque su gesto de confusión se llevaba todo el protagonismo en la escena, asintieron al unísono sin emitir ninguna palabra. —¿Porqué tienen esas caras?

La respuesta llegó a mí al instante en el que Marilla entró a la cocina, su rubio cabello trenzado en un moño alto, y su cuerpo cubierto por un pantalón de tela negro, arriba una blusa roja, y tacones.

¡Marilla con algo que no fuera acromático y con tacones!

Solté un gritito y los hombres del hogar abrieron mucho los ojos en un gesto de 'no lo arruines y cállate' que entendí y obedecí.

—¡Anne! Ya despertaste, dormilona. —la mayor de los Cuthbert sonrió ampliamente en mi dirección y puso un vaso frente a mi lugar en la mesa— Cociné tu comida favorita para que empieces el día con el pie derecho. Siéntate, siéntate.

Obedecí otra vez —más por miedo de que esa mujer llena de felicidad fuera un alien o una mutación genética que se había comido a Marilla y ahora estaba reemplazandola que por otra cosa— y me senté.

—¿Quiéres de esas galletas de mermelada que tanto te gustan? —me preguntó abriendo el cajón que antes cerraba con llave—. Le ofrecí a Jerry pero dijo que no porque es de malas mañanas, pero yo sé que mi Anne es hambrienta y necesita recargar su energía.

Yo fruncí el seño pero los chicos volvieron a hacerme el gesto así que terminé por sonreírle a Marilla: —Sí no es molestia...

—Como va a ser molestia alimentar a mi niña. —expresó y puso las galletas, que jamás me había dejado comer antes de almorzar, frente a mí, para luego ir al horno y revisar su contador.

Hice una mímica en dirección a Jerry y a Matthew que significaba '¿Qué rayos está pasando en el mundo y a Marilla? ¿Acaso estoy en una dimensión alterna donde Marilla es sumamente alegre y no un grinch?' que consistía en pestañeos rápidos y simultáneos, la boca abierta en señal de estupefacción, y mi dedo apuntando a su espalda varias veces.

Matthew negó con la cabeza y Jerry susurró en mi oído: —Ha estado así desde la mañana, me despertó con calma y no con gritos....Creo que se golpeó la cabeza o algo. —hizo una seña debajo de su ojo para que mirara atenta: —¿Señora Cuthbert?

—¿Sí? —preguntó la versión arcoíris y disney de Marilla.

—¿Podemos con Anne lanzarnos en paracaídas este verano?

Anne Of The Present Donde viven las historias. Descúbrelo ahora