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Gilbert.

Caminé sonriente con las manos en los bolsillos y música de Hozier sonando en mis audífonos. Aunque traté de percibir lo lindo que estaba el día, mis pensamientos solo divagaban al hecho de que hace una semana era novio de Anne.

Me había dicho que sí, y no sólo eso, me había dicho que nada la podría hacer más feliz. Suspiré como un niño tonto sin darme cuenta que ya estaba en la calle donde vivía mi amiga, crucé hacia el otro lado de la vereda y aceleré el paso hasta llegar a la casa roja del 25. Toqué el timbre y la puerta no tardó en abrirse para mostrar a una feliz Ruby Gillis sonriendo en mi dirección.

—Hola, Gilbert...pasa. —emite abriendo más la puerta para dejarme entrar—. Mi abuela no está, y mi hermano salió con su novia, así que podemos hablar tranquilos.

Se había escapado de mí toda la semana, a pesar de que la había buscado para hablar. Cuando me acercaba, ella tenía que ir otro lado urgentemente. O si comíamos todos, estaba hablando con Tillie algo que no podía esperar.

—Hola, Ruby. —saludo sonriendo también al rodearla para entrar, el nerviosismo ya empieza a situarse en mi estómago.

—¿Quieres maní con pasas? —me pregunta pasando al otro lado de la isla que divide la sala—. Tengo jugo...y té también. Ah, y cheetos.

Vaya combinación.

—No hace falta, estoy bien. —miento sentándome en el sofá más cercano, en realidad estoy más que tenso.

Asiente y se sienta en una de las sillas de la isla, nerviosa. De hecho noto como balancea los pies, y mira todo a su alrededor menos a mí.

—Entonces... —comienza a decir mientras coloca una de sus manos sobre su rodilla deteniendo el balanceo—. Querías hablar.

—Sí. —asiento con la cabeza, y trato unos segundos de aclarar mis ideas—. Escucha, Ruby...eres una chica inteligente, sensible, linda y cualquier persona querría estar contigo.

—Pero... —agrega ella tras tragar saliva, yo la miro confundido—. Ahora viene el pero, ¿no? Eres inteligente, linda, pero...

Suspiro. —Hace unos días cuando me besaste, creo que entendiste todo mal. Tú me gustas, sí. Estaría loco si no me gustaras, pero no así. Me gusta tu compañía como mi amiga, no de ninguna otra forma.

Se muerde el labio inferior. —¿Y por qué no te apartarte cuando yo...?

—No lo sé. Me sorprendiste, no me lo esperé. —agregué mirándola, pero ella está cabizbaja mirando sus manos—. No sabía que yo te gustaba de esa forma.

—¿No sabías? —expone muy seria levantando la mirada hacia mí—. Gilbert, fui notoria de miles de maneras, creo que si le preguntas a cualquier persona en todo Avonlea, te dirá que se me notaba a lenguas que me gustabas de esa forma...

¿Se le notaba? ¿Y por qué yo no lo sabía? Había percibido que ella era cariñosa y que me daba la razón en muchos temas aunque no tuviera idea de ellos, pero de ahí a verme de esa forma...oh, claro que se le notaba.

—¿Y por qué nunca me lo dijiste? —indico caminando hacia ella para sentarme en la silla a su lado—. Ruby, podríamos haber hablado de esto, creí que teníamos la confianza para decirnos las cosas.

—Sí...no sé, traté de decírtelo ese día cuando...bueno, te besé. Después me asusté porque me imaginé que no había sido de tu agrado por la mirada que me regalaste... —termina por contestar tras unos segundos de silencio—. Si tú no sientes lo mismo, yo...

Anne Of The Present Donde viven las historias. Descúbrelo ahora