Gilbert.
Aunque amaba la clase de anatomía no podía concentrarme, de hecho solo sabía que la profesora estaba hablando de anatomía fisiológica porque el título estaba escrito en la pizarra, pizarra que veía fijamente hace una hora mientras mis pensamientos estaban totalmente en otro lado.
Anne estaba en Avonlea. Y no de visita, su hogar ahora estaba a unos cuantos metros de mi casa.
Cuando la vi sentí que mi corazón se saldría de mi pecho, fue como si hubiera visto una aparición divina o algo así. Quise contarle que papá estaba en casa, que yo había vuelto a la escuela, preguntarle por su vida, pero al ver sus ojos llenos de enfado, supe que eso no iba a suceder en un futuro próximo. Anne Shirley me odiaba.
Miré el reloj en la pared, ¿se había congelado? No. Pero parecía que las agujas no querían girar. Tengo que dejar de mirarlas y pensar en otra cosa que no sea esa niña pelirroja. ¿No quería ser mi amiga? Bien, que no lo fuera. Tengo muchos amigos más, si ella no entendía que había hecho lo mejor para su futuro, y prefería dejar de hablarme que lo hiciera.
A mí no me importaba ni un poquito.
—¿Entiendes? –preguntó en mi dirección Moody, me estaba hablando hace rato pero yo no le había escuchado nada.
Así que solo asentí y el se dió por pagado con esa respuesta. Era lo mejor de ser su amigo, no preguntaba mucho y cualquier respuesta efímera le venía bien.
Traté de concentrarme al hacer mis apuntes pero tuve que borrar al menos veinte palabras mal escritas. Ahgggg.
—Tu cuaderno ahora pesa dos kilos más solo por el corrector. —susurró a mi lado Moody y al ver mi cara de frustración frunció el entrecejo–. ¿Está todo bien?
Asentí y volví a escribir la palabra "intercostal" encima del borrón blanco de corrector. Mi amigo a mi lado me miraba atento.
—Avísale a tu cara de culo, amigo. —habló encima de la voz de la profesora, sin que ella lo notara—. Estás peor que cuando vimos La Monja y no te vi ir a misa por casi dos semanas.
—Estoy bien. —contesté seco sin apartar la vista de lo que escribía la Señorita Bryce sobre la pizarra—. Y el que no fue a misa fuiste tú. No yo.
Pude ver desde afuera como trataba de hacer funcionar sus neuronas. —¿Y porqué no te vi?
–Porque no fuiste, Moody.
—Ah, eso lo explica.
Sacó unas papas de su mochila y las acomodó debajo de su mesa, de un modo que la profesora no pudiera notarlo. Eso hacía mi amigo todas las clases, comer, divagar, y pensar en cualquier cosa que no fuera la materia que pasábamos. ¿Matemáticas? Moody me pregunta porqué el pegamento se pegaba a todo menos el recipiente que lo contenía. ¿Literatura? Moody tenía una encrucijada mental de porqué separado se escribía todo junto, y todo junto se escribía separado. Era todo un caso, no entendía cómo no repetía las materias.
Pero ahora que necesitaba pensar en algo banal, él quería hablar de sentimientos. –¿Es cierto que la chica pelirroja de la mañana es la huérfana sin hogar del hospital?
Asentí y él chasqueó la lengua. —Por eso tu cara de culo.
—No tengo cara de culo, y si lo tuviera no sería por ella, su presencia no me molesta en lo más mínimo. De hecho, se me había olvidado que existía hasta que tú la mencionaste. —estaba hablando más rápido de lo que debía, me reprendí mentalmente.
Moody me miró divertido. —Ajá...
—¿Ajá? ¿No me crees? –la profesora nos hizo callar y mantuvimos silencio por unos segundos fingiendo que poníamos atención.
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Anne Of The Present
FanfictionAnne Shirley nació con la aventura tatuada en sus clavículas y las ganas de descubrir el mundo bordadas en su espíritu. Así que cuando descubrió que la familia que tanto deseaba no llegaría, tomó la decisión de abandonar el orfanato donde se había c...