Gilbert.
—Cuando me dijiste que vendrías hoy temprano no pensé que...¡sería a las malditas 9 de la mañana! —me dice Moody en cuanto abre la puerta regalándome una mirada asesina.
—¿Aún estás en pijama? —apunta sus pantuflas de vaquita asintiendo— ¡Moody te llamé hace más de media hora!
—Despertarse, y sobretodo verse antes de mediodía un domingo va en contra de las normas de cualquier sociedad civilizada que busque preservar la cordura de sus adolescentes.
—¿Acabas de usar la palabra preservar, cordura y sociedad civilizada?
—Lo busqué en Google. —deja de mantener la puerta abierta con la mano y me hace pasar dentro de su casa—Ya vengo.
Tarda treinta minutos en estar listo, otros diez en comer algo, y juntos esperamos unos quince en lo que llegaba el autobús que debíamos tomar.
—¿Entonces para que vamos a ese hospital? —cuestiona aún medio dormido, me sorprende hasta que sea capaz de hilvanar las palabras.
—Te lo expliqué tres veces anoche. —me quejo soltando un suspiro—. Vamos a buscar los datos de un muchacho para los hermanos Cuthbert.
—Verdad...—responde apoyando perezosamente la cabeza en la ventana del bus—. Ilegalmente.
—No sé si así como ilegal, ilegal... —levanta una ceja en mi dirección— quizás solo un poco, pero es por una buena razón.
—Ajá. —mantiene la cabeza inclinada y entrecierra los ojos para dormitar.
Sé que no conseguiré nada de mi amigo a esta hora así que me pongo los audífonos y escucho música hasta que llegamos a las ya tan conocidas calles que recorrí durante todo un año. Sé que lo que estoy por hacer en el hospital es una locura, y el hablar con los Cuthbert ayer también lo fue, pero estoy seguro de que debo hacerlo para remendar mi error.
De lo que realmente no estoy muy seguro es de que haya sido una buena idea elegir justamente a Moody para acompañarme.
—¿Entendiste? —le pregunto por tercera vez en el ascensor.
–Entendí la primera vez que me lo explicaste. —suspira pasándose una mano por el rostro, tratando de despertar— Vamos a recepción a hablar con..
—Molly.
Me apunta con un dedo y asiente. —Con Molly. Después tú levantas dos dedos por atrás de la espalda haciéndome una seña súper secreta, y yo le quitó la tablet donde tiene la información de los pacientes, busco el nombre que me dijiste y anoto cualquier número o dirección que nos sirva para contactarlo, por alguna extraña razón que no puedes explicarme.
—Y después devuelves la tablet donde mismo. —añado despacio mirándolo a los ojos tratando de que de alguna manera eso se le quede en su extraño e incomprendido cerebro.
—Y después devuelvo la tablet al mismo lugar. —repite poniendo los ojos en blanco— ¡ya entendí! ¿crees que soy tonto y que no podré memorizar algo tan sencillo?
Al ver mi cara de desconcierto añade: —No me respondas.
Siento un dolor en mi pecho en el instante en que las puertas se abren en la recepción, imposibilitandome reaccionar de cualquier forma. Muchos recuerdos feos en ese lugar, muchas malas noticias y momentos de tensión que hacen que se me desplome el corazón solo de ver la blancura de este lugar otra vez.
—¿Gil? —me llama preocupado mi amigo fuera del ascensor y enseguida vuelvo a la realidad. —¿Está todo bien?
Pestañeo un par de veces, asintiendo todavía algo aturdido y comienzo a caminar hacia recepción. Molly, la enfermera que siempre tiene turno matutino los domingos, está escribiendo algo en su computador con su entrecejo fruncido por la concentración. Al verme se levanta de su silla y sonríe ampliamente a mi dirección.
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Anne Of The Present
FanfictionAnne Shirley nació con la aventura tatuada en sus clavículas y las ganas de descubrir el mundo bordadas en su espíritu. Así que cuando descubrió que la familia que tanto deseaba no llegaría, tomó la decisión de abandonar el orfanato donde se había c...