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Gilbert.

—Reglas de convivencia. —dijo Cole y todos lo miraron guardando silencio y tratando de entender a lo que se refería.

Estábamos en mi casa después de no haber hablado del plan ni casi nada entre nosotros durante tres días. Días que aprovechamos junto a Cole, Prissy y la recién llegada de Charlottetown, Sadie —que no podía creer que la hubieran dejado fuera de todo— para planear un modo de volver a unirnos evitando la idea que propuso Moody de encerrarlos a todos en un cuarto y obligarlos a hablar entre ellos.

Todos habían accedido a escucharnos por su voluntad, pero sin ningún tipo de compromiso ni con el plan, ni con volver a trabajar juntos. Después de todo, era mejor que nada.

—¿Reglas de convivencia? —preguntó alzando las cejas con desconcierto Roy desde el sofá— ¿así como levantar la mano para hablar, cantar canciones para recobrar el silencio y pedir permiso para ir a hacer pipí?

—No —respondí por Cole poniéndome a su costado— Se trata de pensar las cosas antes de hablar. Por ejemplo, meditar a que nos referimos y sacar la conclusión de que claramente no será sobre ir a hacer pipí, antes de expresarlo en voz alta.

Moody soltó una carcajada que murió en sus labios al ver la mirada que le regaló Roy con enfado, así que terminó volviendo a las galletas que Lucy había puesto para nosotros.

—Pensar antes de hablar, nada de cambios de último momento sin consultar al grupo en las intervenciones y/o asambleas. No interrumpir opiniones ajenas, y emitir juicios de estas cuando terminen de ser expresadas, siempre con empatía. —agregó Prissy apoyada en la pared—. Un espacio de respeto, entendimiento, y colaboración.

—¿También nos haremos pulseritas? —preguntó Roy apoyando la cabeza en su mano con gesto de aburrimiento.

Sadie pestañeó impresionada con su personalidad. —Los chicos están tratando de arreglar algo en lo que tú participaste de primera mano para arruinar. Mínimo guardar silencio y dejar la tenacidad de lado.

—¿Y tú eres? —la miró de pies a cabeza seguramente para hacerla sentir pequeña, pero en su lugar la morena apartó su larga cabellera trenzada para atrás con tranquilidad.

—Sadie —contestó regalándole una sonrisa fingida— ¿y tú vendrías siendo una especie de rey de Inglaterra, diva del cine o por qué tanta egolatría?

—Aquí vamos de nuevo. —emitió en un susurro Diana sin apartar la vista de su botella de agua.

—A mí me parece necesario. —expresó por primera vez desde que llegó Venus dejándonos a todos un poco confundidos y produciendo un silencio otra vez—. Si queremos que el grupo funcione sin matarnos el primer mes entre todos, creo que serviría tener estipuladas esas cosas. Y... aprovechando eso, quería pedirles perdón a todos y de primera mano a ti Diana. —la miró directo a los ojos, la mayor de los Barry mantuvo su mirada— no debí perder los cabales y desprestigiar tu opinión solo por el dinero de tus padres o tu forma de vestir. Es de cabrona, y si me dan la oportunidad de demostrarlo, juro que no volverá a pasar.

Diana se mantuvo pensativa unos segundos pero asintió. —Está bien. Todos estábamos nerviosos. Yo también estuve pensando mucho estos días y creo que tenías razón...no conseguiremos nada sin arriesgar, y en comparación a todo lo que pierden y han perdido los demás, un castigo o las consecuencias que sean, son nada. Si aún me quieren dentro, me gustaría estar.

Sonreí ante la situación y a mi lado Cole soltó un suspiro aliviado. —Obviamente que sí.

—¿Y los demás?

Anne Of The Present Donde viven las historias. Descúbrelo ahora