Anne.
El clima está perfecto, ni mucho calor ni mucho frío, hay bastante gente en las calles y he ganado suficiente como para comer todo lo que resta de día, así que podría decir que amanecí con el pie derecho. Estaba en calle 67, a la que no iba desde lo de Jerry, porque me estaba levantando muy tarde como para ir a esa calle lejana y luego llegar a tiempo a cuando empezaban las visitas en el hospital, pero ayer pude dormir lo suficiente como para despertar temprano.
—Gracias. —Le sonreí a una pareja dentro de un auto rojo que me dió un billete. Seguí moviendo las banderas de swing a mis costados, para luego pasarlas entre las piernas. —Gracias. —repetí sonriente a una niña que sacó la mano por el vidrio para darme unas monedas.
El semáforo se puso en rojo y fui hacía el poste donde estaba mi botella de agua y las cosas para limpiar los vidrios.
Tomé un sorbo largo de agua, que por suerte, aún se mantenía fría. Sequé mi frente con mi camiseta, y esperé que el semáforo se pusiera rojo otra vez.
—Mira a quien tenemos por aquí. —escuché a mis espaldas y giré dejando la botella de agua otra vez en el suelo.—si no es más que la niña educadita...
Me estremecí, pero no dejé que se notara mi incomodidad al verlos, y los miré directo a los ojos mientras se acercaban hacia mí. —Hola, Darian. Erin.
El semáforo se puso en rojo y me encaminé hacia la calle pero una mano me detuvo. —Espera, princesa. —Darian chasqueó la lengua y tomó una de mis trenzas con delicadeza. Me puse rígida. —¿A dónde vas con tanta rapidez? Estás en nuestro lugar, mínimo conversemos.
Darian era al menos 10 centímetros más alto que yo, y al menos cinco años más grande, sus ojos era verdes y hasta podría decir que lindos si no fuera por todo lo malo que irradiaban, su contextura era delgada, pero yo lo había visto ponerse al hombro bolsas gigantes y pesadas.
Erin era casi de mi tamaño, quizás unos dos centímetros más alto, siempre tenía cara de haber olido algún hedor putrefacto y una cicatriz cruzaba toda su mejilla izquierda. Su voz era rasposa, como si hubiera fumado toda su vida, pero realmente era un año menor que yo. —Sí, pelirroja. ¿dónde vas tan apurada?
Solté mi trenza de las manos de Darian y lo miré con la cara más seria y amenazadora que mi memoria pudo recrear, él me sonrió. —A trabajar. —señalé mis banderas y el asintió comprensivo. —Permiso.
Me tomó del hombro otra vez para voltearme hacia él. —Entiendo, pero hay un problemita. —me dijo pasándome la mano por el cabello—Esta calle es nuestra, creí que a tu amiguito francés se lo habíamos dejado claro.
—¿Perdón? —dije con un hilo de voz mientras él agarraba mi botella y tomaba un sorbo largo. Recordatorio mental: quemar la botella urgente.
—Eso, mi niña. Lo que escuchaste, la otra noche se lo dejamos claro. —me mostró magulladuras en su puño y la rabia se apoderó de todo mi ser. Ellos le habían pegado, él estaba así por ellos. —Cuando lo pillamos limpiando autos por aquí, pero veo que no se entendió muy bien el mensaje...
Siempre habíamos tenido problemas con ellos, porque la gente jamás les daba el dinero que a nosotros, porque eran groseros e irrespetuosos, varias veces habían querido robarnos o hacernos daño pero nunca lo habían logrado, o hasta hace algunos días.
Erin se acercó y susurró en mi oído. Fruncí el ceño ante el hedor que emanaba su boca. —¿Qué haremos para dejarlo claro, Darian?
—No te me acerques. —le dije dando un paso hacia atrás.
—¿O qué, princesa? —sonrió mostrándome los dientes— ¿Qué harás? ¿Quieres quedar igual que tu amiguito?
Eso colapsó mi paciencia, y quizás, me hizo bastante estúpida. Porque no había ni una mínima chance de ganarles a los dos, y lo más sensato que debí hacer fue correr, pero para ser franca, nunca he sido de tomar decisiones sensatas. Entonces cuando pequeño Erin quiso tocarme el cabello otra vez, lo tomé de la muñeca, lo aparté y lo golpeé con todas mis fuerzas en la mejilla.
Se armó un silencio sepulcral, los ojos de los dos estaban como platos, y Erin me miraba con los ojos ardiendo de enojo. Chasqueó la lengua igual que su hermano hace unos minutos en mi dirección mientras se sobaba la mejilla que se ponía cada vez más roja.
Oh, oh.
Pensé en las posibilidades, y tomé las banderas para poner correr, pero Erin me tomó con fuerza de la muñeca antes de que pudiera hacerlo. Y me pegó con sus nudillos tan fuerte en la boca que caí de rodillas, y la sangre llenó mi cavidad bucal al instante. Escupí.
—No vuelvas a ponerme una mano encima otra vez, pedazo de mierda. —dijo acercándose hacia mí pero Darian corrió a su hermano hacía atrás antes de que pudiera tocarme otra vez porque la gente que pasaba ya se estaba acercando a nosotros. —Vamos. —su hermano no le hizo caso, y este lo tomó con fuerza del hombro. —Están mirando todos, vamos.
Y salieron corriendo dejándome en el suelo. Pero solo por unos segundos porque una pareja pasaba por ahí y me ayudó a levantarme.
Una de ellas me miró preocupada. —¿Estás bien? —me miró la boca —Llamaremos a la policía...Denis, ¿puedes marcarles?
Negué y toda la fuerza me volvió al cuerpo —No, gracias. Estoy bien.
Y salí corriendo de ahí a toda prisa.
◇
Al llegar al hospital agradecí no ver a Gilbert sentado en la silla de siempre y caminé lo más rápido que pude para ir al baño al final del corredor. Pero apareció en mi campo visual al instante, saliendo de la habitación de su papá. Me miró y sonrió, pero entre más cerca estábamos, y él me podía ver con mayor claridad, su sonrisa fue deformandose en un gesto entre perplejidad y preocupación.
Hasta que sus ojos bajaron a mis manos, llenas de restos de sangre seca. —¿Qué pasó? ¿Estás bien? Tu labio, Anne...
Lo hice callar. —Cordelia. Sí, estoy bien. Solo unos matones de la 67, los mismos que, me acabo de enterar, le pegaron a Jerry.
—¿Te pegaron?
Asentí.
—Pero ellos también recibieron lo suyo. —dije pero a Gilbert no le hizo ninguna gracia, me miraba con el ceño fruncido y los labios en una línea —Está bien, de verdad. Estás cosas suceden todo el tiempo.
Nunca me habían sucedido.
—Voy al baño a limpiarme. —comenté— Quita esa cara, estoy bien, de verdad. Solo fue un golpecito.
—¿Un golpecito? An...Cordelia, estás con el labio inferior súper inflamado, y llena de sangre. Eso no es un golpecito.
—No seas grave. Está bien. —suspiré y sentí una punzada que traté de disimular lo mejor posible —Voy y vuelvo.
Me tardé unos quince minutos en el baño, limpiando la sangre, tratando de no llorar por el dolor, y recomponiendome de todo eso. Si no hubieran venido esas personas, quizás que me habría pasado...
Eliminé esas imágenes de mi cabeza y tomé agua de la canilla. Me miré al espejo y respiré, está todo bien.
Al salir tenía una sonrisa decorando mis labios, que desapareció al ver a Gilbert hablando con el doctor que le decía algo mirandolo fijo con ojos de preocupación y el ceño fruncido. Caminé lo más rápido que pude hacia ellos. —¿Algo de el niño?
Los dos voltearon en mi dirección, pero solo el doctor me miró. —¿Jerry?
Asentí. —¿Está bien? —solté y luego mis neuronas hicieron click– espere, ¿comó sabe qué...?
Miré a Gilbert a mi lado y él me miró por fin. Una mirada triste, culpable. —Perdón, pero es lo mejor.
◇
Oh, oh. No me aguanté a no subirles este capítulo que está fuerte-fuerte. No me maten. 😶
Besitos.♡
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Anne Of The Present
FanfictionAnne Shirley nació con la aventura tatuada en sus clavículas y las ganas de descubrir el mundo bordadas en su espíritu. Así que cuando descubrió que la familia que tanto deseaba no llegaría, tomó la decisión de abandonar el orfanato donde se había c...