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Anne.

—Estoy segura que si le damos sopa de letras a un perro, al cagar saldrán de su culo frases más coherentes que lo que acabas de decir.

Estábamos en la sala al final del corredor, número 6, puerta color burdeo. Lo recuerdo perfecto porque era donde nos reuníamos como centro de alumnos todos los Martes después del primer bloque de clases a colaborar con ideas nuevas, o en el caso de Venus, para decir amablemente cuando no estabamos de acuerdo con algo.

—¡Venus! —la reprendió Aline frunciendo mucho el seño—. No es necesario que se lo digas así.

—Es que no puedo entender cómo alguien puede tener ideas tan imbéciles, de verdad. —volvió a señalar la francesa soltando un suspiro de exasperación—. ¿Te salen naturales o...?

—Vee. —intercedí levantándome de mi silla— No es necesario plantearlo así...

—¿Es una idea imbécil o no es una idea imbécil, Anne? —me preguntó.

Era una idea imbécil.

Pero yo no podía decirlo abiertamente, así que comencé a planear formas más lindas de señalarle a Bryce —el delegado de finanzas— que no podíamos hacer una fiesta por el día del hot dog. No teníamos dinero, cosa que él debería saber por obvias razones, y además...bueno, yo ya no comía hot dog's, así que jamás me mostraría de acuerdo con una idea así.

—Es una idea imbécil. —le dió la razón Roy recostado en una de las sillas del fondo con las piernas sobre la mesa y su famoso dulce en la boca, yo posé mis ojos en él con recelo— ¿Qué? Es verdad.

—Roy. —traté de interponerme entrecerrando los ojos en su dirección, él me arrojó un beso disimulado como respuesta. Por suerte nadie se dió cuenta.

Aline hizo una mueca de disgusto. —¿No podemos decirlo con cariño? No es necesaria tanta mala energía.

—Bueno, cariñosamente te digo Bryce, que tú idea está despojada de inteligencia. —exclamó con falso acento británico Venus—. O en un lenguaje coloquial, que es una mierda.

Moody soltó una carcajada. —nisiquiera sabía que hacia con nosotros la mitad del tiempo, no era parte del centro pero le encantaba venir a estar como chicle en el zapato con Ruby—.

Justamente la rubia salvó la situación. —Quizás podríamos moldearla un poco y a largo plazo...no sé, hacer un festival, ¿un baile o una fiesta tal vez?

—¡Es una idea grandiosa! —la animó Moody con la boca llena de papas y luego apuntó en su dirección, como si hubiera dicho lo más inteligente del universo, los demás también se mostraron entusiastas a su alrededor—. ¡Mi novia es una genio!

—No tenemos ni un peso. —agregó Roy alzando las cejas como si todos fueran estúpidos—. Tuvimos que dibujar nosotros mismos los testículos en las cartulinas para la charla de educación sexual.

—Nosotros me suena a manada —le señaló Diana, y aunque mantenía su normal tranquilidad, nunca la había visto tan seria—, considerando que tú no ayudaste en nada y te dedicaste a mirar como el resto trabajaba.

—A mí me dijo que un testículo estaba quedando más grande que el otro... —susurró por primera vez Bryce, y creo que nunca estuve tan aliviada por salvarme de una discusión.

—¿Viste, princesa Diana? —preguntó Roy dedicándole una sonrisa engreída a mi amiga, cosa que pareció enojarla aún más—. Gestioné que el trabajo se hiciera bien...puedes llamarme controlador de testículos. A sus órdenes.

Estuve casi segura de que lo iba a matar.

Diana abrió la boca con obvia molestia, pero me adelanté al campo de fuego antes de que estallaran los cañones. —No...no vamos a hablar de órganos, ni nada de eso. Volviendo al tema inicial, no me parece una idea tan descabellada, pero tenemos prioridades.

Anne Of The Present Donde viven las historias. Descúbrelo ahora