44. TODO POR ELLA

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Lucas.

Dos horas antes.

Mi móvil no ha parado de sonar desde que salí de casa de mi novia para ir al cementerio. Es mi padre porque lo he visto, así que cuando veo a Lana hablar con su hermana, me aparto y llevo el móvil a mi oreja.

—¿Que quieres? —contesto de mala gana.

—Estoy fuera, ven.

Frunzo el ceño porque no sé de que habla —¿Fuera donde? —suspiro pesadamente y cierro mis ojos —No puedo hablar ahora, papá.

—Estoy fuera del cementerio, Lucas. Ven aquí ya si no quieres que entre y me lleve a tu novia a la fuerza.

¿Qué?

Parpadeo analizando lo que acaba de decir y corro sin pensarlo mucho hasta la salida. Sé que Lana me va a matar, pero lo arreglaré después.

No entiendo a que se ha querido referir Ken con eso de llevarse a mi novia a la fuerza, pero como intente hacerle el mínimo daño a Lana, juro que lo mato.

Y no hablo hipotéticamente.

Al llegar a la salida, veo a lo lejos un coche negro, dos tipos trajeados y a mi padre, que está de brazos cruzados mirándome fijamente. Hay dos chicas detrás de todos ellos a las que reconozco bastante bien, y ahora sé porque Jessica estaba en Hawaii.

Muerdo mi labio inferior con fuerza y miro al hombre que me dio la vida —¿Que coño quieres?

Mi padre sonríe —No son formas de hablarle a tu padre, además, recuerda donde estás, hijo.

Este hombre me desespera cada vez más.

—Papá, ¿que haces aquí y porque está esta gente contigo? —pregunto.

Estoy muy nervioso, pero no voy a dejar que se me note.

Mira hacia atrás y observa a todo el arsenal de personas que se ha traído. Incluyendo a Jessica y Karina. Como me hubiese gustado darle un escarmiento a esta última antes de que mi novia nos interrumpiera.

—He venido a ver a tu novia, para darle el pésame y esas cosas.

Niego —Esto no es una maldita broma, papá, vete.

Niega y comienza a moverse a mi alrededor. Le rodea ese aire misterioso suyo tan singular, y me desespera a tal punto que saldría corriendo ahora mismo

—No, Lucas, no voy a irme hasta que lleguemos a un acuerdo.

Frunzo el ceño —¿Que acuerdo? Yo no quiero llegar a ningún acuerdo contigo, solo quiero que nos dejes en paz.

Me doy la vuelta porque no quiero seguir con este circo y oigo a mi padre murmurar.

—O dejas a Lana Miller, o me encargaré personalmente de que no salga de la cárcel.

Me congelo de inmediato por la mierda que acaba de soltar y comienzo a respirar con dificultad. Esto ha llegado a un punto que no sé muy bien como manejar, y espero realmente que lo que está diciendo no sea cierto porque si no estoy jodido, muy jodido.

Me giro de nuevo armándome de valor y miro a toda esa gente que trabaja para el despojo humano que tengo como padre. Karina y Jessica están disfrutándolo, porque sus caras son de pura diversión, y me fijo en que los dos hombres trajeados, llevan una pistola en el pantalón.

Suelto todo el aire contenido —¿Que estás diciendo? Tú no puedes hacer eso.

Ken se ríe y frena frente a mí —Oh, hijo, creeme que si, puedo hacer eso e incluso más, pero no quiero ser tan malo.

BESOS EN GUERRA (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora