PRÓLOGO

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Echo mi pelo hacia atrás y me apoyo en los hombros de Troy para besarlo con más facilidad. Estamos en su coche, y debería de estar en casa ya porque mis hermanos me están esperando para cenar, pero no puedo desaprovechar ni un solo segundo con mi Ligue ya que entre la Universidad y su trabajo nos vemos de sábado en sábado.

Es difícil llevar una relación en secreto. No es que me importe que todo Chicago sepa que estoy con el chico más caliente de la ciudad, pero si me importa que ese chico tenga cinco años más que yo, y sea el mejor amigo de mi hermano mayor.
Digamos que estoy segura de que si Fred se entera que estoy con Troy, a él lo mata y a mi me deja de hablar de por vida.

Cuando creo que es suficiente y mi móvil no deja de sonar, me bajo de encima de Troy y me siento en el asiento del copiloto, acomodándome la ropa y arreglando mi desastroso pelo.

–¿Te veré mañana?– Pregunta con la mano puesta en el volante.

Lo miro y sonrío porque tiene una mueca graciosa en su rostro, y después paso la lengua por mis labios, deseando pasarla de nuevo por su abdomen.

–Tengo mucho que estudiar, pero veré que puedo hacer– Sonrío y me acerco para dejar un casto beso en sus labios.

Cuando me dispongo a salir del coche, la mano de Troy se pone en mi nuca y me hace girar la cabeza para acercarse a mí y volver a besarme con intensidad. Creo que jamás podría cansarme de sus labios porque son jodidamente adictivos y su manera de mover su lengua dentro de mi boca, me hace temblar las piernas al nivel de que si estuviera de pie ahora mismo, me caería en redondo.

Salgo del coche por fin después de otra sesión de besos interesante y me despido con la mano de mi caliente y buenorro Ligue, que pisa a fondo el acelerador cuando ve que comienzo a caminar.

No suele dejarme nunca en la puerta de casa porque está continuamente llena de gente, y llamaríamos la atención si ven que me trae todos los sábados a la misma hora. Lo que menos quiero es que mi hermano acabe con él y tener que verlo en una caja de pino.

Saco la llave de mi bolso de tela negro cuando llego a la parte delantera de casa, y me dispongo a ir hasta la puerta, pero unas voces en la casa de al lado, la de los Dawson llaman mi atención hasta el punto de volver a guardar las llaves y esconderme detrás del arbusto que separa nuestras casas para escuchar.

–¡Eso es de no tener la cabeza sobre los hombros, Camila!

–¡Eres insoportable, Lucas! A ver si te enteras que papá y mamá no van a decidir por mi, que tengo 24 años joder.

–Si, pero sigues viviendo en su casa y sigues teniendo todo gracias a su dinero.

–Tranquilo hermanito, que conseguiré un trabajo y me iré lejos de esta mierda de ciudad para siempre.

–Eres una egoísta.

–Y tú un viejo con cuerpo de chico joven. Empieza a disfrutar y ver la vida de manera diferente, Lucas que tienes veinte años.

La puerta de un coche se oye cerrarse y acto seguido el rugido del motor y el chirriar de las ruedas. Parece que la hermana mayor de los Dawson se ha marchado y ha dejado a un Lucas Dawson bastante enfadado en la puerta de casa.

Siento curiosidad por saber el motivo de la pelea porque mi nivel de Cotilla es bastante alto, pero se que me tengo que quedar con la duda porque no mantenemos ningún tipo de relación con ellos y papá y mamá me matarían si me ven hablando con un Dawson.

Me separo con cuidado del arbusto porque Lucas aún sigue ahí parado y no quiero que vea que he estado oyendo la discusión con su hermana cual señora mayor sin nada que hacer, pero al girarme mi pie me falla y dando un grito me caigo sobre las flores favoritas de mamá.

BESOS EN GUERRA (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora