Thomas.
–Juls, como sigas bajando la mano no respondo, nena –beso la cabeza de mi novia y sonrío.
Estoy en su habitación, acostado con ella porque sus padres se han ido con sus abuelos de vacaciones y vamos a aprovechar que la casa de los Miller está sola porque a penas nos podemos ver entre nuestras familias y el trabajo.
Mi chica se levanta y se pone su ropa interior, mientras yo paseo la mirada por su cuerpo desnudo.
–¿Seguro que a Luján no le importa que esté aquí? –pregunto.
–No, Tom, no hay problema. Luján no se mete en nuestras vidas.
–¿Y tus hermanos?
–Joe está en casa de un amigo y Lana en la piscina –Julie se recoge una coleta y me mira.
–¿Que tal Fred? ¿Ha hablado con tus padres después de la comida?
La hija mayor de los Miller respira hondo y niega con la cabeza.
El tema es muy jodido, y sé cómo se siente porque yo estoy pasando por lo mismo.
No tengo esperanzas de que mis padres vayan a aceptar la relación de Camila y Fred, y por eso Julie y yo hemos decidido no decir nada de lo nuestro, pero cada vez se hace más difícil e incómodo escondernos y no sabemos cómo va a acabar esto.
Lo único que sé es que quiero a mi novia y no la pienso dejar ir.
–Voy a ir un rato con mi hermana, tiene que contarme algo –hace una mueca y se acerca para dejar un beso en mi mejilla.
Me levanto a duras penas y comienzo a ponerme la ropa bajo la atenta mirada de Julie.
–Eres perfecto.
Sonrío y la agarro de la cintura –Te quiero –beso a mi chica que sonríe contra mis labios y paso una mano por su mejilla.
Nunca imaginé que esto podía llegar a pasarme a mí.
¿Enamorarme de una Miller? Eso era imposible.
Hasta que nos acostamos aquella noche y todo mi mundo se puso patas arriba, porque ya no pensaba en mí y en mi futuro, si no en ella y en una vida juntos.
Me di cuenta que estaba jodido, que no había vuelta atrás, que había venido Violet, Dixie y la prima de esta, y ninguna me había hecho sentir como Julie.
Cuando mi hermana mayor empezó a salir con Fred, me volví completamente loco, y pensé que el destino se había puesto en contra de mi familia porque, maldita sea, no era normal que a dos de nosotros nos gustara un Miller. Pero era así, y no se podía controlar.
Cuando salgo de casa de mi novia después de haberme despedido de Lana y de Luján, entro en casa y me encuentro a mi madre sentada en el sofá leyendo una revista.
–Hola –suelto las llaves en la mesa de la entrada y me dejo caer en el sillón.
–Hola hijo –mi madre sonríe –¿Que tal anoche?
–Bien, después del asado nos fuimos a casa de Trevor y hasta ahora.
–¿Y esos pelos? –hace una mueca –Seguro que os pasasteis con el alcohol.
Arrugo la nariz pensando en como mi novia se había agarrado a mi pelo mientras lo hacíamos y un suspiro tembloroso sale de mis labios.
–No bebí, mamá, pero hicimos los tontos y nos metimos en la piscina –sonrío –¿Y la gente?
–Tu padre ha ido a llevar a Oli a casa de una amiga y tu hermano Lucas anda vagueando por toda la casa como alma en pena.
Frunzo el ceño –¿Que le pasa?
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BESOS EN GUERRA (Terminada)
Ficção AdolescenteNo hay imposibles para Lana Miller, siempre quiere salirse con la suya, y en muchas ocasiones lo consigue, llegando a ser la excepción a todo si se lo propone. Cómo al "Yo nunca voy a enamorarme" de Lucas Dawson, su atractivo vecino, que a parte de...