Jaden.¿A donde vamos?
Esa frase me perseguirá de por vida.
Tiene un significado importante, algo que para mí novia y para mí no es nada... Fácil.
Pero creo que ahora no es momento de seguir dándole vueltas al dichoso tema, por eso tengo que alejar los pensamientos negativos de mí mente y centrarme en un único objetivo:
Arreglar las cosas con Star.
Madrina vino a verme esta mañana, aprovechando que mamá no tenía que trabajar y saliendo después con ella a hacer compras navideñas. El momento de volvernos a ver siempre es especial, sobre todo porque ella significa mucho para mi, confío plenamente en sus palabras, y aunque al resto de mis tíos les joda un poco, para mi Rebecca es mí tía favorita.
Hemos estado juntos toda la mañana, junto a mamá, pasando el tiempo cómo nos gusta; en soledad los tres. Mis hermanas han ido con papá de compras, y por lo visto Star estaba visitando a unos amigos de tío Víctor que la van a ayudar a hacer un trabajo de la Universidad.
Bec me ha dicho que su hija lleva unos días de lo más rara. Contesta a todo, desobedece, y la mayoría del tiempo se la pasa encerrada en su habitación escuchando música a un volumen exagerado.
Está claro que mi novia está mal, y yo tengo que solucionar eso.
Tiro de mi maleta mirando mi jersey navideño y hago una mueca. Es tradición vestirnos en familia con jerseys de este tipo cuando llegamos a Chicago, pero creo que mis hermanas y yo ya tenemos una edad.
Marie se coloca a mi lado esperando que papá pague el taxi y suspira, llamando mi atención —No quiero ser mala, pero a mi estas cosas me gustaban cuando tenía cinco años, no diecinueve. —susurra.
Me río, porque a mí hermana la sacas de los tonos pastel y se desorienta. —Aguanta, sabes que lo hacemos por hacer feliz a la abuela.
Mi hermana pequeña lloriquea y niega —La puedo hacer feliz haciendo pastelitos de Navidad con ella, Jad, no llevando esta mierda que además pica.
—Marie...
—Es que tiene razón. —mi madre aparece a nuestro lado y alzo mis cejas —A mi estas cosas ya no me parecen adecuadas. No sois unos niños, ya no tiene gracia.
Marie jadea —¡Ves! hasta mamá lo piensa.
No puedo evitar reírme por las caras de mi madre y mi hermana, y miro a mi padre que ya ha pagado y discute con Danielle acaloradamente.
¿Que pasará ahora?
—¿Entonces tenemos que mentir y decir que mi hermano llega más tarde? —Marie vuelve a hablar y desconecto de la discusión.
—Si, quiero que se lleven una sorpresa, además hemos aprovechado que todos trabajan, así no nos esperan en la puerta.
—Pero eso si que es una tradición que mola —mi hermana bufa —Que nos reciban cómo Reyes.
Esta chica...
Mamá niega dejándola atrás y yo miro hacia el frente, observando las fachadas de las casas de mis abuelos.
Volver a Chicago es vida, es amor por todas partes, ratos de risas, juegos e historias interminables, y aunque me gusta más venir en verano, la Navidad con mi familia, y en las casas donde mis padres empezaron su historia de amor, me vuelve completamente loco.
Admito que no llevo bien este cambio de última hora, y que yo ahora esperaba ir a ver a mi novia en vez de estar aquí, pero hemos adelantado el viaje porque mi padre tiene trabajo antes de año nuevo, y lo vamos a pasar al final en Nueva York.
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BESOS EN GUERRA (Terminada)
Teen FictionNo hay imposibles para Lana Miller, siempre quiere salirse con la suya, y en muchas ocasiones lo consigue, llegando a ser la excepción a todo si se lo propone. Cómo al "Yo nunca voy a enamorarme" de Lucas Dawson, su atractivo vecino, que a parte de...