4. EL PODER DEL KARMA

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Lleno de besos la cara de Trace y esta me abraza con fuerza, rodeando mí cuello y pegando su preciosa carita a la mía. No esperaba para nada verla ahora. Pensaba descansar un poco e ir a cenar con Oli, y a esas horas mí sobrina ya duerme, por eso la llevaría mañana a desayunar antes del cole y recogería después para invitarla a una hamburguesa. Pero la sorpresa me la ha dado ella, que se ha enterado de que estoy aquí y le ha dado la tabarra a mí madre para venir a verme.

Ni un secreto se le escapa.

La achucho una vez más y la miro, viendo su pelo recogido en dos coletas y su sonrisa traviesa —Princesa, estás enorme.

Mi sobrina hace una mueca y miro a mi hermano, que la mira divertido con los brazos cruzados —Papá dice que voy a ser igual de gigante que él.

—Eso seguro —pellizco su mejilla —¿Que tal estás, mi amor? ¿Tenías ganas de verme?

Asiente y agarra mi cara, haciendo que mi corazón se derrita —Estoy bien, porque el sábado voy a vestirme de princesa. Y si, tenía ganas de que vinieras para que tú fueras mi príncipe.

Alzo mis cejas y mi madre junto con mi cuñada se ríen —¿Tu príncipe? ¡Pero eso es todo un honor, Alteza!

—¿Entonces me llevarás a la boda de papá y mamá en caballo? —pregunta dando Palmas.

Eso último me descoloca un poco y miro a Tom, que se agacha y pasa una mano por su mejilla —¿No vas a saludar al tío Tom, mocosa? Hoy que está el tío Lucas no quieres saber nada de mí, y después querrás que te deje dormir conmigo y con la tía.

Mí sobrina sonríe y se tira a los brazos de mí hermano, que la agarra en brazos y se incorpora, abrazándola con fuerza.

—No tengo un caballo —le susurro a mí madre.

Rueda los ojos y me da en el hombro —Es una niña, Lucas ¿le vas a hacer caso?

Me encojo de hombros porque por esa niña soy capaz de bajar la Luna y la vuelvo a mirar, viendo ahora como mí cuñada se la come a besos mientras la hace reír a carcajadas.

Ahora que veo todo esto, que vuelvo a vivir estos ratos y que la sensación de plenitud dentro es tan satisfactoria, me doy cuenta de lo idiota que he sido al venir tan poco.

Mí gente me hace bien, y me duele pensar que me he perdido tantas cosas. Pero no podía, no podía venir y encontrarme a nadie porque eso restaría todo el bien que me hace mí familia.

Lamo mis labios y me acerco hasta Julie y Trace, que ahora están en la cocina porque mí cuñada le está dando chuches a mí sobrina —Cariño, te he traído un súper regalo —le digo a mí pequeña —Pero hasta mañana no te lo puedo dar.

Trace frunce su ceño y me mira, lamiendo una piruleta —¿Por qué no ahora?

—Porque es una sorpresa que también quiero que vea mamá.

—Vale.

Sonrío porque se conforma con todo y la dejo que siga haciendo locuras con Julie, para acercarme a mí madre y mí hermano que hablan animadamente entre ellos.

Paso un brazo por los hombros de mamá y suspiro —¿Mi hermana?

—Trabajando —mi madre suspira —Está hasta arriba haciendo horas extras para poder tener estas semanas libres.

Frunzo el ceño —¿Tan duro está siendo? Pensaba que tenía mano suficiente para hacer lo que le diera la gana.

Mi madre mira a Tom y este tensa la mandíbula, preocupándome.

BESOS EN GUERRA (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora