—¿Que te han dicho? ¿Saben algo? —doy con mis dedos en la encimera y miro a Jeremy, que acaba de soltar su móvil y suspira pesadamente.
Estamos en la cocina de casa, Tom también nos acompaña, mientras que los niños juegan con Fred, Oli y Juls, Lana está en el despacho trabajando, y mi madre y mi hermana mayor se preparan para salir a comprar.
Yo he sido quien ha acompañado a mi abuela esta noche en el hospital, y a penas he dormido una hora. Avisé a Blake de lo ocurrido y me ha mandado todo el trabajo a casa. Dice que entiende mi situación y que ahora mismo Lana y yo podemos hacer las cosas desde aquí hasta que todo se calme y podamos volver a la normalidad.
Le he dejado claro a mi jefe que esto no iba a durar mucho, y después me he encargado de poner seguridad en el hospital y alrededores de casa.
Mi hermano más mayor aprieta sus labios y niega —En el club no saben nada. La gente que trabaja para mí allí se ha puesto manos a la obra y ha empezado a buscar por todos los rincones de Chicago en los que puede estar ese hijo de...
El hijo ilegítimo de mi padre cierra sus ojos y Tom golpea la mesa, frustrado. Entiendo como se sienten porque yo me siento igual de perdido, pero no debemos perder la calma, sobre todo por los niños y por Lana, que aunque ellos no lo sepan, esta última no puede sufrir emociones fuertes.
Se lo tomó con tranquilidad anoche cuando lo conté porque lo hice con toda la delicadeza del mundo, pero aún así no ha dejado de preocuparse por la situación y por mí, que soy un jodido idiota que no sabe disimular y me ha notado lo preocupado y asustado que estoy.
La ginecóloga la ha avisado esta mañana de que le cambia la cita de la ecografía para dentro de dos semanas, ya que entrará en las seis semanas de gestación y será el momento perfecto para ver cómo va todo. A mi novia le ha parecido bien, a mi me desespera no ver a mi hijo ya aunque tenga el tamaño de un guisante.
Es por lo que me mantengo fuerte, mi hijo y mi Morena, que en este preciso instante entra a la cocina con su camisa ancha, vaqueros de campana y su coleta despeinada a punto de deshacerse. No tiene muy buena cara a pesar de que frente a nuestra familia disimula muy bien, pero ahora no parece importarle mucho la presencia de mis hermanos.
La veo coger una taza y sobre de Tila y observo cómo Tom y Jeremy se miran, con el ceño fruncido.
—Hola, eh —dice mi hermano.
Mi novia levanta la cabeza y mira a Tom —Hola a todos, siento no haber hablado, pensaba que si lo hacía interrumpía algo importante, como os habéis encerrado aquí los tres como si todo lo que estuviese pasando solo os interesara a vosotros.
Frunzo el ceño por su mal humor y Thomas la mira sin entender nada.
—¿A que viene eso?
Jeremy niega y levanta sus manos —Da igual, chicos, creo que lo que importa ahora es saber cómo lo vamos a hacer.
—Si, estoy de acuerdo —suspiro —Pero es que tampoco sé cómo vamos a hacer algo desde aquí, deberíamos ir a Chicago.
Lana deja caer la cuchara sobre la mesa y la miro. Tiene su ceño fruncido y su boca entreabierta, y parece que eso que he dicho no le ha hecho ninguna gracia.
—Estoy seguro de que papá va a mover cielo y tierra para venir a Nueva York, Lucas —miro a Tom y él alza sus cejas —Es papá, ya lo conoces, tiene contactos hasta en el infierno y no le va a ser difícil conseguirse un avión y presentarse aquí.
—¿Con que intención? —pregunta Jeremy —Yo sinceramente dudo que solo sea por Marie.
—Estoy de acuerdo —apunto —Pero si es así ¿por qué no se ha escapado antes? ¿Por qué justo ahora si no fuera solo por su madre?
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BESOS EN GUERRA (Terminada)
Teen FictionNo hay imposibles para Lana Miller, siempre quiere salirse con la suya, y en muchas ocasiones lo consigue, llegando a ser la excepción a todo si se lo propone. Cómo al "Yo nunca voy a enamorarme" de Lucas Dawson, su atractivo vecino, que a parte de...