EXTRA. FELICIDAD POR DOS (I)

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Lucas.

Miro la televisión con atención y llevo una palomita a mi boca, mientras oigo como Víctor susurra barbaridades a mi lado y mi pierna trota para mantener a mi hijo tranquilo.

Hoy hay partido, y como cada vez que hay partido, mi casa se convierte en un pequeño estadio en el que mi mejor amigo, Jaden y yo, disfrutamos del fútbol de una manera intensa, mientras Lana y Bec se dedican a salir durante todo el día y a no querer saber nada de nosotros.

Tengo que admitir que Víctor y yo podemos llegar a ser demasiado exagerados, pero para eso está Jad, que con sus dos años y medio ya le encanta el fútbol y es por el que mantenemos un poco la calma.

Mi hijo se convierte en freno de mano cuando se nos va la pinza gritando, y lo es llorando a unos niveles que me ha costado más de una discusión con mi mujer.

Lana siempre quiere llevarse al niño en ocasiones como esta porque sabe como se va a desarrollar la cosa, pero mi pequeño es la única vez que no consiente irse con su madre, porque los partidos de este tipo, parece que lo hipnotizan, y ya le tengo enseñado a dar palmas cuando nuestro equipo mete algún gol.

Es demasiado inteligente.

Muerdo mi labio con desesperación y bufo, echando mi pelo hacia atrás —Esto me va a costar un infarto, joder.

—Lucas, cállate, por tu madre —Víctor da golpes en la mesa y ruedo mis ojos, mirando de nuevo a la tele y esperando que el tipo que tiene la pelota en sus pies, sea inteligente y haga una jugada que...

—¡Gooooooooooooool! —me levanto agarrando a Jaden en brazos y este da palmas, riendo a carcajadas cuando lo tiro al aire y río a carcajadas con él.

Víctor celebra a su manera, bebiendo cerveza, por supuesto, y abrazo a mi hijo con fuerza cuando paro de tirarlo por los aires, para llenar su cara de besos.

—Hemos ganado, Jad —digo.

—Dame a mi sobrino —Victor abre sus brazos y mi rubio le echa los suyos, para irse con su tio —¡Hemos ganado, cachorro!

—La vecina de al lado ha preguntado si está todo bien por aquí —Lana aparece con su abultada barriga por la puerta del salón y la veo dejar las bolsas de comida encima de la mesa, seguida de Beca.

—Te vas a dejar la garganta,  Víctor. —apunta la rubia, mirando raro a su mejor amiga cuando esta le quita los paquetes de leche de las manos.

Mi mujer está apunto de dar a luz a mis hijas y aún así tiene una energía que ya la querría yo para mí.

—Te contrataré para hacer los coros de mis canciones, amigo.

Me río oyendo como empiezan meterse con Víctor y saludo a la madrina de mi hijo, que con el trabajo de ambos, últimamente solo la veo para que vea cinco minutos al niño.

—Hemos ganado —comenta Víctor.

—Si, creo que lo hemos notado —la Morena agarra a Jaden en brazos y este la abraza, dejando la cabeza reposar sobre el hombro de su madre —He venido a tiempo para salvarte de estos salvajes, mi amor.

Me acerco, poniendo una mano en su cintura —Él está más feliz que nosotros —la beso —¿Que hacéis aquí tan pronto? Pensaba que os quedábais a cenar fuera.

La hija de los Miller suspira, y después de unos segundos, mira a su mejor amiga de una manera la mar de extraña, haciendo a Bec jugar nerviosa con sus dedos. Estas dos cuando tienen algo entre manos, se cierran a cal y canto y no hay quien les saque información, sobre todo cuando Rebecca se pone así de nerviosa.

BESOS EN GUERRA (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora