19. DE LA MORENA A LA RUBIA

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La semana ha estado llena de "Enhorabuenas", aplausos, agradecimientos, llamadas a todas horas y entrevistas. Admito que estoy agradecido por todo el que me ha apoyado y felicitado, pero esto de no pasar desapercibido, me estresa, porque me recuerda bastante a la forma de vida de mi padre, y no puedo evitar sentir un poco de asco.

Mi familia me llamó emocionada. Le conté a mi madre todo cuando por fin me pude relajar en el sofá y esta no  dudó en contárselo a todos. Desde entonces no he parado de recibir llamadas de mis hermanos, mi abuela, mis amigos, conocidos, familia, los Miller...

Lana me llamó por videollamada al día siguiente y por un momento dudé en cogerlo, pero me relajé un poco cuando vi a la niña con ella, que acababan de venir de dar un paseo cuando se enteraron de la noticia.

Después de oír a mi pequeña contarme todo lo que había hecho, esperé unos segundos más para hablar con la hija de los Miller, que me había confesado sentirse orgullosa de mi, y yo se lo había agradecido una y mil veces.

También me había contado que ha decidido volver a Chicago aunque casi le cuesta la relación de amistad con Troy, y quise celebrarlo, pero sólo le dije que era una muy buena opción teniendo en cuenta que debe cambiar su vida.

Durante el resto del día tuve una sensación rara en el estómago a pesar de que supimos hablar como dos amigos que se importan, pero nada que no pudiese solucionar todo el trabajo que tengo ahora por delante.

Ha sido agotador dirigir a los técnicos, pero supongo que mi semana ha merecido la pena.

Arreglo mi camisa y agarro mis cosas para salir e ir directo al club donde se celebra la fiesta que Sean ha querido organizar para mí. Lleva toda la semana como loco organizando el evento y me ha comentado que viene más de la mitad de su agenda de contactos, y eso me parece de locura, pero una noche es una noche.

Llevo el móvil a mi oreja y espero hasta que la persona a la que estoy llamando, contesta.

—¿Ya vienes?

—Saliendo de casa —entro al ascensor y doy al botón para ir al garaje.

—Bien ¿habrá mucho tráfico? Lo digo para esperarte fuera.

—Prefiero que no cojas frío, espera dentro.

—Vaya, el señor empresario de moda, preocupándose por mí, que detalle.

Una sonrisa pícara aparece en mis labios y niego —Procura hacerme caso y esperarme dentro de casa, Alysson, no quiero que después me eches en cara nada.

Mi amiga bufa del otro lado y nos despedimos con un simple adiós antes de colgar.

Esta noche quiero que fluyan las cosas con ella. No la veo desde la cena y personalmente le debo más de una explicación, entre otras cosas porque se sintió culpable por algo que no debía, y ella no tenía idea de nada.

Cuando llego al coche, pongo la música y me coloco el cinturón, no tardo mucho en incorporarme a la carretera para llegar a casa de mi amiga y recogerla.

En el camino no paro de pensar en todas las entrevistas que he tenido que dar durante la semana por culpa de Sean, que insistió en que mi proyecto tenía que estar en boca de todos, ya que es un mérito lo que he conseguido a mi corta edad, pero no es algo que me hiciera realmente ilusión.

Me considero más perfil bajo y esas cosas no me van, aunque mi madre ha llorado bastante al leer los titulares, y con eso me conformo.

De Blake puedo decir mil cosas, entre ellas lo bien que se ha portado conmigo en el proceso, y lo agradecido que está. Me ha prometido echarle un vistazo a mi contrato, subirme el sueldo y ascenderme, y yo después de todo no puedo evitar estar emocionado por todo lo que estoy consiguiendo.

BESOS EN GUERRA (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora