¡Menuda noche!
No había dormido así de bien desde que mí madre nos preparaba cereales con miel y después nos cantaba nuestra canción de nana favorita.
Ha sido mágica y digna de despedida.
El viaje ha llegado a su fin, pero me ha dejado un muy buen sabor de boca a pesar de los pequeños inconvenientes, que sinceramente no es que hayan influido mucho, porque no nos volvimos a encontrar a esa chica y hemos podido disfrutar plenamente de cada parte del hotel.
Todavía puedo sentir las manos de Lucas por todo mí cuerpo. Como su lengua indagaba por cada parte de mí piel, su mirada no dejaba de torturarme y como su manera de moverse me había llevado al éxtasis.
Hemos hecho el amor innumerables veces durante el viaje, pero anoche...
Anoche simplemente fue algo de otro mundo.
El viaje no ha sido pesado a pesar de la cantidad de horas que hemos pasado volando, porque Lucas se ha encargado de entretenerme con sus historias de faldas en la Universidad y yo me he encargado de entretenerlo contándole como Beca y yo nos hicimos amigas del resto del grupo. Ya conocíamos a Charl y Sophie, pero no nos caían muy bien. Después coincidimos en la misma Universidad, y como vivíamos en el mismo barrio, nos convertimos en mejores amigas.
Lucas no imaginaba que yo hubiera conocido personalmente antes a Valentina que a Charl, y es que yo antes de ser amiga de esta última, mi hermana ya era amiga de su hermana, y Charl y yo de pequeñas aunque compartiéramos clase, no acercábamos posturas, al igual que con Sophie, que las dos me parecieron siempre unas Bullys de cuidado. Ahora sé que no era así, y no sé que haría sin ellas.
Estamos en la puerta de casa. Yo con la maleta en la mano y pagando
el taxi, y Lucas aún metido dentro del coche mensajeando con Tom para ver si su padre está en casa.Ya se ha hecho de noche, es casi la hora de la cena, así que supongo que mi familia estará en casa.
Sonrío cuando el señor me devuelve la tarjeta y miro a mí novio, que bufa bajando del taxi.
—¿Que pasa? —pregunto pasando una mano por su pelo.
Está más Moreno y con el pelo lleno de reflejos rubios que no le pueden quedar mejor con ese par de ojos azules.
—Mí hermano, que tarda mil años en contestar —guarda su móvil y agarra la maleta, dejando después un beso en mis labios y haciéndome sonreír —Mí padre no pasará hoy por casa ¿te asomas después a tu ventana?
Gruño porque no me quiero separar de él y rodeo su cuello con mis brazos —¿Como hago para dormir esta noche sin tí?
Lucas muerde mí nariz y cierra los ojos —Si me lo pides, me cuelo, nena, ya lo sabes.
Río y lo beso, pero lo beso con todo lo que conlleva un beso en condiciones, con mordida incluida, y Lucas tira la maleta y me rodea con sus brazos, aprentándome fuerte contra él y haciendo que las piernas literalmente me tiemblen. A nivel que me agarra en brazos para no caer.
—Te quiero —digo contra sus labios.
—Yo más —tiene los ojos cerrados y muy pocas expectativas de separarse de mí.
—Deberíamos parar —me pierdo en su boca.
—¿Tú crees? —mí novio aprieta mí trasero y jadeo.
—Como a tu padre le de por venir y nos vea...
—¡Y como al tuyo le de por salir y te vea...! —Julie aparece en el porche de casa y el Vaquero y yo nos separamos para mirarla con una sonrisa —Que por mucho que sepa de lo vuestro, merece un respeto, irrespetuosos.
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BESOS EN GUERRA (Terminada)
Novela JuvenilNo hay imposibles para Lana Miller, siempre quiere salirse con la suya, y en muchas ocasiones lo consigue, llegando a ser la excepción a todo si se lo propone. Cómo al "Yo nunca voy a enamorarme" de Lucas Dawson, su atractivo vecino, que a parte de...