EPÍLOGO

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Un año y unos meses después.

Doy con mi puño en el saco y suelto el aire poco a poco, midiendo la fuerza y equilibrando para no partirme los nudillos. Llevo horas aquí metido. Tener días libres es lo que tiene, y el box siempre ha sido una buena forma de pasar mi tiempo, ya que el sexo ahora mismo lo tengo descartado porque aún sigo cabreado con mi novia.

Ayer fue la presentación de mi proyecto, al público. Se inauguró frente a cientos de personas y fui el ojo de la noticia por que había gustado demasiado lo que había creado, y había cumplido las expectativas que tenían puestas en mí.

Lana por supuesto me había acompañado porque a parte de ser mi novia, es mi compañera, y ha intervenido mucho estos meses para que nada fallase de cara a la presentación oficial.

"¿Señor Dawson, que piensa de que su novia vaya a ser la próxima imagen de una de las marcas de ropa más reconocidas de Nueva York? "

Me quedé completamente fuera de lugar, y a la Morena se le cambió la cara por completo, porque sí, efectivamente mi novia va a ser la imagen de una reconocida marca de ropa y yo me había enterado por un Paparazzi.

Disimulé mi asombro como pude, contestando que estaba muy orgulloso de ella, y al llegar a casa cuando todo acabó, ninguno de los dos dijo nada. Yo me limité a responder a las llamadas de mi familia, mientras ella...

—Vaquero.

Vuelvo a dar fuerte contra el saco y dejo escapar el aire, girando mi cabeza hacia la puerta y viendo a mi Morena con unos leggins  y un sujetador deportivo.

¿Que hace así?

Lleva su pelo perfectamente planchado, y alzo una ceja porque aunque esté enfadado, me la quiero comer.

Sigo a lo mío como si no me hubiese movido un pelo su presencia y Lana se para frente a mi, poniendo ambas manos en sus caderas y ladeando la cabeza.

Freno y la miro —¿Que quieres?

—¿Como que, que quiero? —señala el saco —Enséñame.

Frunzo el ceño, porque no entiendo de que va todo esto —¿Perdón?

—Quiero que me enseñes a golpear, siempre he querido aprender.

—¿Que siempre has querido aprender? —bufo, echando mi pelo hacia atrás.

Todo este paripé lo está haciendo porque no sabe de que manera entrarme ya que desde anoche no nos dirigimos la palabra, pero se lo voy a poner difícil porque me ha dolido y mucho que no me contara que su cara de aquí a nada, va a estar por casi todas las calles de Nueva York.

—Si —Se acerca peligrosamente mientras mis ojos se  pasean por su pronunciado escote y no encuentro la manera de parar —Estoy aquí arriba, Lucas —se ríe y parpadeo, volviendo de nuevo a ella —¿Vas a enseñarme o no? —pregunta alzando sus cejas.

Muerdo mi labio porque esto me parece de broma pero en el fondo me muero de ganas por verla dar golpes contra el saco.

Aclaro mi garganta y la miro —Ven.

Se ríe y se coloca frente a él, poniendo sus puños en alto.

Su manera de posar me hace gracia, pero intento que no se me note.

—Postura erguida —coloco una mano en su espalda y suspiro —Separa las piernas a lo ancho de los hombros con los pies  paralelos —digo y asiente —La pierna izquierda delante en posición de ataque y mantén la guarda ¿entendido?

Asiente, veo que se posiciona correctamente, y aprovecho también para mirar su trasero que para no hacer nada de deporte es una bomba.

—¿Y ahora? —pregunta.

BESOS EN GUERRA (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora