—¿Te gusta?
—Hmm... —su estilizada pierna se balancea de nuevo frente a mis ojos, atrayendo mi atención—. Si, me gusta.
—¿De verdad?
Su cabeza gira para mirarme, pero sigo hipnotizado por los tacones altos que lleva y el balanceo de sus piernas cruzadas junto a mí, en el sofá de mi oficina.
—¿Christian? ¿Escuchaste algo de lo que dije?
—Por supuesto, nena. —carraspeo y miro sus ojos—. Me gusta.
—¡Claro que te gusta! —chilla—. ¡Soy yo!
El jodido Jose Rodríguez sonríe sosteniendo el puto marco de la fotografía extra grande de Ana.
—¿Cuánto? —gruño.
—Este es más grande que el último, señor Grey —Jose frunce las cejas en un gesto de seriedad—. ¿Qué tal $50,000 dólares?
¿Qué?
—¿Por un puto cuadro de mi esposa? ¡Yo debería cobrarte por dejarte retratarla!
—Señor Grey... —comienza Rodríguez, pero Ana interrumpe.
—¡Christian! —se aparta de un brinco para mirarme—. ¡Yo le pedí que lo hiciera!
—Entonces cómpralo tú.
Sus tacones golpean con fuerza el piso en uno de sus típicos berrinches, aunque ya no está en edad de hacerlos.
No es que vaya a mencionarlo.
—¿Jose, nos das un minuto?
Mierda.
Resopla con fuerza para que sepa que está molesta mientras José sale de mi oficina, dejando la enorme fotografía recargada contra la mesita.
—¿Cómo puedes ser tan tacaño? ¡Eres rico!
—Ese no es el punto.
—¡Oh, cállate! Vas a comprar la fotografía y la colgarás ahí, donde todos puedan verla.
¿Para qué jodidos dice que quiere hablar si va a hacer lo que le plazca?
—Esta pared ya tiene una fotografía tuya, la que me hiciste comprar el mes pasado. —señalo—. Y dudo que Phoebe quiera conservarla cuando tome ésta oficina dentro de dos meses.
—¡Entonces ponla en tu estudio de casa!
—No. Pusiste ahí la de todos nosotros que José hizo en navidad.
—Mierda, —muerde una de sus uñas—. Pues entonces necesitamos una redecoración en casa para todas mis fotos.
¿Está loca?
—No voy a cambiar nada, mejor dile a Rodríguez que no pienso comprar nada más, así consigue algo más qué retratar por sus sueños de fotógrafo frustrado.
Creí que Ana gritaría para obligarme, en cambio arquea una ceja y camina a la puerta de mi oficina para llamar a su amigo.
—¿José? ¿Puedes conseguir otro comprador para mi cuadro?
—¿Qué? No fue eso lo que dije, pequeña necia —gruño, levantándome para seguirla y enfrentar a José—. ¡No le estás vendiendo a ningún jodido imbécil la imagen de mi esposa! ¡No quiero que un extraño...!
Tiro de la puerta para mirar su jodida cara, pero es Andrea la que alza las cejas y sonríe, señalando el pasillo.
—Lo siento, señor Grey. El señor Rodríguez está en los sanitarios.
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Oscuro (Libro #2)
Fanfiction¿Qué se supone que haga ahora? ¿Qué quiere ella de mi? Porque si de algo estoy seguro, es que yo no sé qué quiero de ella. ~ • ~ La historia es mía, pero los nombres de los personajes pertenecen a EL James de su Trilogía "50 sombras de Grey". Regist...