— Ah, si... — Jadea mientras le muerdo el muslo.
No soy fanático de dar sexo oral, solo recibirlo, pero la piel de Ana es tan clara que me provoca dejar marcas por toda ella.
Succiono levemente su piel y continuo mi camino hacia su abdomen repitiendo la acción. Rodeo su vientre porque no quiero incomodarla más de lo que ya está, con las manos atadas por encima de su cabeza con mi corbata.
— Déjame tocarte — Susurra.
— No quiero que lo hagas, solo quédate quieta.
— ¡Pero Christian! — Hace un puchero — Yo también quiero morderte.
— ¿Harás lo que te pido alguna vez?
— No — Se ríe y vuelve a retorcerse.
Mordisqueo sus pezones y luego voy hacia su cuello, ¿Cuántos serán suficientes? ¿Tres... Cuatro? ¿Cinco?
— ¡Christian! — Chilla con el primero — ¡No hagas eso!
— ¿Por qué no? — Dejo el siguiente chupón más arriba — ¿Te molesta que los vean?
— ¡Si! Oh, Dios... ¿Qué van a pensar?
— Lo que sea que piensen los demás me importa una mierda.
— Voy a tener que usar una blusa de cuello alto — Jadea cuando dejo otro — O una bufanda.
— ¿Por qué? ¿No quieres que el imbécil de Larson los vea?
Me enderezo entre sus piernas para apoyar los tobillos en mis hombros y poder entrar en ella sin más demoras.
— ¿Quién? — Gime cuando la penetro — Oh, Dios, sí...
Se remueve contra las sábanas verdes retorciéndose de placer mientras empujo mi cadera con fuerza. Mi respiración se agita más cuando siento la tensión acumularse en la parte baja de mi abdomen.
— Déjame tocarte — Susurra — Christian, por favor...
— No.
Libero sus piernas para acercarme más a ella y que la presión entre nuestros cuerpos nos lleve al límite, pero tan pronto como lo hago, sus piernas me aferran por detrás de las rodillas.
— Mierda, Ana... Estás un poco ansiosa.
— No te detengas, sigue.
— No pensaba hacerlo — Jadeo sin aliento — Jesús, a este paso vas a dejarme seco.
Suelta una risita que rápidamente se convierte en otro gemido más fuerte y mi mente se ve inundada por los recuerdos de nuestra primer semana juntos. Ella se veía tan inocente que me provocaba ir tras de ella.
— ¿Christian?
Sus manos aún atadas bajan y tengo que levantar el brazo para volverlas a su lugar encima de su cabeza. No puede tocarme ni por error o las jodidas pesadillas jamás se irán.
Gruño cuando el orgasmo me llega primero, pero continuo cuando la siento tensarse debajo de mi. No le toma más que un momento para encontrar su propia liberación sacudiéndose contra la cama.
— No sabes lo que has provocado — Jadeo sobre su cuello — Eres mía de nuevo y tendrás que recordarlo cada maldito día.
Me aparto para mirarla, pero ella solo asiente con los ojos azules brillantes. ¿Es todo? ¿No hay quejas ni objeciones?
— ¿Escuchaste lo que dije?
— Si.
— ¿Y?
— ¿Y, qué? — Sonríe con las mejillas rojas.
— ¿Estás de acuerdo o seré apuñalado mientras duermo?
Ana se ríe.
— Creí que no tenía opción, pero si, estoy de acuerdo.
— Bien.
Me levanto de la cama para volver a vestirme. No puedo descansar, tengo que volver a GEH a terminar mis asuntos pendientes ahora que me siento más tranquilo.
— ¿A dónde vas?
— De regreso a la oficina.
— ¿Voy contigo?
— No, pero irás a Broadview, así que levántate y vístete.
— Pero...
— Irás de vuelta a la casona — La interrumpo — Sin excusas, ni pretextos.
— ¿No podemos quedarnos aquí?
— No.
— Agh... ¡Bien! Pero me aburro mucho estando ahí sola.
La observo en silencio mientras ella va y viene desnuda por la habitación, agita sus manos con fastidio mientras sigue parloteando sobre lo poco que puede hacer estando en la vieja casona.
— Necesito un empleo — Dice de pronto — Algo en lo que pueda distraerme.
— Vas a terminar la universidad primero, luego de eso hablaremos sobre lo que puedes o no puedes hacer.
— ¿Y mientras qué? ¿Me muero de aburrimiento?
— Si es necesario.
Salgo de la habitación para llamar a Jason, pero sé que Ana viene detrás de mí porque obviamente no se ha cansado de discutir mis órdenes.
— ¡Tengo que hacer algo o voy a volverme loca!
— ¡Bien! Ve a casa y ponte a estudiar. Así terminas los jodidos exámenes antes de las dos semanas.
— Claro — Apoya las manos en la cadera — Llama a Blake para que adelantemos sesiones de tutorías.
— Con una mierda, ¡Por supuesto que no! Y más le vale a ese imbécil no ponerte otra vez las manos encima o voy a lanzarlo por las jodidas escaleras.
— ¿Celoso? — Se ríe.
— No me gusta que toquen lo que es mío — Gruño mirando su cuello — Anda, recoge tu cabello y trae tus cosas.
— ¿Estoy despeinada? — Chilla caminando hasta el espejo.
Le mando un mensaje a Taylor, aunque seguramente está en su oficina y nos ha escuchado discutir el último par de minutos.
— ¿Pero qué...? — Susurra Ana mirando las marcas rojizas en su piel.
— ¿Señor Grey? — Taylor aparece de pronto por el pasillo.
— Nos vamos. Que Prescott lleve a Ana de vuelta a Broadview, tengo que volver a la oficina.
— Si, señor Grey.
Desaparece de nuevo y tengo que tomar el brazo de Ana para que camine hasta el ascensor. Espero que diga algo mientras bajamos, pero no lo hace ni cuando abro la puerta de la suv para ella.
— Te veré más tarde. — Le digo a modo de despedida.
— Por supuesto, te espero para la cena.
Asiento y cierro la puerta sin decir nada más. Algo en estos últimos minutos me hace sentir realmente incómodo, como si me estuviera asfixiando.
— ¿Señor? — Taylor llama mi atención, seguramente notando lo agitado que me encuentro.
— Estoy bien. Vamos.
Subo al lado del copiloto y bajo la ventanilla para que el aire frío y húmedo de la tarde me despeje la mente. Y como no confío en nadie más que en Jason, lo convierto en mi confidente.
— Estoy jodido... Siento como si me hubiera echado la soga al cuello. — Él me mira un instante, confundido. — Creo que acabo de plantearle a la jodida chiquilla una relación a largo plazo... Y de alguna forma siento que fue su idea.
Mierda.
¿Ella acaba de manipularme?
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Oscuro (Libro #2)
Fanfic¿Qué se supone que haga ahora? ¿Qué quiere ella de mi? Porque si de algo estoy seguro, es que yo no sé qué quiero de ella. ~ • ~ La historia es mía, pero los nombres de los personajes pertenecen a EL James de su Trilogía "50 sombras de Grey". Regist...