Capítulo Extra 🖤 (1)

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POV. Mía.

— Aún no puedo creer que Christian hiciera esto. — Miro una vez más la roca en el dedo de Ana. — Creí que nunca se casaría, con lo gruñón que es.

Encojo los hombros y dejo ir la mano de mi cuñada, su gran sonrisa no disminuye ni un momento.

— Amo cuando es un gruñón, porque es mi gruñon.

— Aún así debió darte algo más grande, ser la esposa de un multimillonario te pone al mismo nivel que Beyoncé o algo así, estoy segura.

— Me dió un anillo grande, pero este es más mi estilo.

Bebe otro sorbo de su copa de agua y vuelve la vista hacia donde las otras chicas en este festejo platican. ¿Quién en su sano juicio invita a su ama de llaves y a la secretaria de su prometido a su despedida de soltera?

¡Dios!

— ¿Entonces no vas a beber? — No puedo evitar la mueca de mi boca.

— Estoy embarazada, no voy a beber en absoluto. Pero igual vamos a divertirnos, ¿Cierto, chicas?

La ama de llaves y la secretaria sonríen elevando sus copas porque ellas si pueden beber la costosa champaña que mi hermano dispuso para nuestra celebración. Incluso esta limosina parece salida de un vídeo de hiphop.

El chofer y el guardaespaldas de Ana permanecen en la parte delantera guiándonos al club donde vamos a festejar y bailar.

— Sigo molesta porque Christian no me dejó organizar tu despedida de soltera. — Cruzo los brazos bajo mi pecho.

— Le dije que quería hacerlo y estoy manteniendo todo lo más discreto posible.

— ¡¿Por qué?! — Chillo. — Está es tu oportunidad de estar en primera plana en la sección de Sociales del Seattle Times, ¡Todos estarán emocionados por la boda! ¡Será el evento del año!

— No lo será. Christian y yo queremos algo pequeño pero muy elegante para nuestros pocos invitados, no necesito pasar mi día preocupada por dar mi mejor ángulo. — Pone los ojos en blanco con fastidio.

Dios, ella es como él.

— No puedo creerlo, ¡Sonaste exactamente como él! ¡Con razón están juntos, son iguales!

Su ceño se frunce, pero me deja seguir hablando.

— No me extrañaría que decidieras llevar un vestido negro, ustedes dos están locos.

La limosina se detiene en la calle y el guardaespaldas abre la puerta para que bajemos, custodiando el camino hasta que nos sentamos en la zona VIP. En el fondo puedo ver a mi propio guardaespaldas y a la de mi sobrino vigilando.

— Entonces, ¿Quién va a bailar?

El par de rubias desabridas me dedican una sonrisa tímida antes de mirar a Ana, como si esperaran su estúpida autorización.

— ¿Gail? ¿Andrea? Vamos, será divertido. — Mi cuñada tiende sus manos para ayudarlas a levantar. — Además, no pueden dejarme ir a bailar sola.

Oscuro (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora