Capítulo 31

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— Es una fiesta, estoy seguro que no deberías estar vigilando.

Agito el whisky en mi vaso antes de mirar a Taylor, que permanece de pié en un extremo del patio trasero solo observando. Gail y Grace están sentadas junto a una mesa platicando, Ana y Mía frente al DJ en una improvisada pista de baile.

— La costumbre, señor — Me muestra una leve sonrisa.

— ¿Quieres un trago? Los cócteles que Gail preparó para la fiesta no llevan alcohol, pero la botella está en mi estudio por si necesitas algo más fuerte.

— Gracias. ¿Alguien más está viniendo a la fiesta de Ana? — Dice, y la forma tan familiar de llamarla no me pasa desapercibida.

— Su amigo del bar, José. También invitó a Andrea y creo que Elliot y Carrick deberían estar por aquí.

La puerta corrediza del patio se abre y el rubio idiota de mi hermano sale con una gran sonrisa y una mujer de su brazo.

— ¡Llegué, imbécil — Me grita — ¿Dónde está la fiesta?

Su ceño se frunce cuando observa a las pocas personas en el patio, todos ignorándolo. La pelirroja a su lado hace una mueca con sus exagerados labios rojos.

— Bebé — Chilla con voz aguda — ¡Dijiste que sería divertido!

— Yo también lo creí, nena, pero es obvio que este idiota no sabe hacer nada divertido.

Palmeo el hombro de Jason para que se aleje y me deje tratar con este jodido imbécil que sigue retándome como cuando éramos niños.

— Es una fiesta familiar para Ana, imbécil, regresa al prostíbulo en el que encontraste a esta mujer.

— Uy, hermanito, ¿Ya estás de mal humor? — Se burla — Yo también estaría malditamente gruñón si tuviera que dejarle mi fortuna a un bastardo.

— Elliot — Gruño — El único bastardo aquí estés tú, jodido idiota. Lárgate antes de que tenga que patearte el culo.

— ¡Qué sensible! — Se sigue riendo, pasa el brazo por el hombro de la mujer — Vámonos de aquí, nena. Esto parece un jodido baby shower.

Camino detrás de ellos para asegurarme que los dos salen de mi maldita casa, luego voy por otro trago a mi estudio.

— ¿Mi padre está por aquí? — Pregunto a Prescott cuando la veo en la sala.

— Si, señor. Acaba de entrar con un regalo para la señorita Steele.

— ¿Un regalo?

¿Por qué mierdas trajo un regalo? No es una fiesta real, por Dios. ¿Tengo que darle un regalo yo? Mierda, no quiero. No voy a hacer algo de lo que luego podría arrepentirme.

El timbre de la puerta suena, sacándome de mis pensamientos. Prescott se aparta y puedo ver a José Rodríguez caminando hacia mi.

— ¡Señor Grey! ¡Qué sorpresa! Y qué hermosa casa, no podía creerlo cuando Ana me lo contó.

— ¿Qué te contó? — Pregunto cuando estrecho su mano.

— Que ustedes estaban juntos, aunque tengo que confesar que no estaba sorprendido — Sonríe de forma maliciosa — Sabía que algo estaba pasando entre ustedes.

— ¿Ah? Si, bueno. Ella está en el patio trasero, por aquí.

Señalo el pasillo y atravesamos la cocina para ir al patio. José observa a todos, pero su atención se centra en la chiquilla que baila aún con mi hermana.

— ¡Ana! — Le grita y corre hacia ella.

— ¡José! ¡Viniste!

Ana intenta correr pero el peso de su vientre no le permite llegar lejos. Eso hace que los ojos de Rodríguez se deslicen por su cuerpo y se cubre la boca con un gesto de incredulidad.

— No puedo creerlo... ¿Estás? — Retrocede un paso para mirarla mejor — ¿Estás embarazada?

— Por supuesto que sí, tonto — Ella le golpea el hombro — ¿Creíste que estaba gorda? ¡Qué grosero, José!

No debería estar escuchando su conversación, así que le hago una seña a Mía para que se aparte y les dé privacidad. José gira para verme con el ceño fruncido pero Ana rápidamente capta su atención de nuevo.

— ¿Quién es ese y por qué tiene que darle tantas explicaciones? — Gruñe la rubia cuando llega a mi lado.

— Es su mejor amigo y no sabía sobre el embarazo — Elevo mis hombros en un gesto de indiferencia — Supongo que no es algo fácil de asimilar.

— ¿Y no podían esperar? ¡Estábamos bailando! Tiene suerte de ser lindo...

— Mía, no.

— ¿No qué, papá? Solo dije que es lindo para coger, no lo quiero de novio — Arquea una ceja — ¿Tienes por aquí una casa de los botes?

— ¡No, idiota! Si quieres coger con Rodríguez llévatelo a tu casa... Ah si, ya lo recordé — Me burlo — No puedes porque aún vives con nuestros padres.

Ella pone los ojos en blanco.

— Agh, qué idiota. Y para que lo sepas, eso no me impide meter chicos a escondidas.

— Mía, te lo advierto, no arruines esto para Ana. Quédate, baila y si al final consigues a José, no te diré una jodida palabra. ¿Está bien?

— Trato. Pero solo porque Ana me agrada — Comienza a caminar hacia Ana — Creo que embarazarla es lo mejor que has hecho en la vida.

Si... Yo también empiezo a creerlo.

Puedo ver a Ana charlando con José cuando Mía se cuelga de su cuello y la besa en la mejilla, haciendo que La chiquilla de ojos azules haga las presentaciones entre mi hermana y su amigo.

Por extraño que parezca, ambos estamos en la misma situación aunque por razones diferentes. Ella fue abandonada por sus padres, sin hermanos o tíos que se preocuparan por ella. Yo obtuve eso después de la adopción y deliberadamente me alejo de ellos, pero siguen siendo mi familia.

¿Esto es lo que Ana quiere? ¿Las reuniones y el apoyo incondicional?

— Buenas noches, Señor Grey.

Volteo para mirar a la rubia chaparrita que se detiene a mi lado.

— Buenas noches, Andrea. Me alegra verte, Ana estará feliz.

Andrea también lleva un obsequio en sus manos y de nuevo me pregunto si debí comprarle alguna mierda de esas que las chicas aman.

— Sé honesta, ¿Yo tendría que hacerle un regalo? — Señalo discretamente hacia Ana.

— No es obligatorio pero sería un grandioso detalle, señor Grey — Andrea sonríe divertida — ¿Quiere que le consiga algo para ella?

— ¿Cómo qué?

— ¿A esta hora? Flores.

Mierda. De nuevo el puto asunto de las flores y los corazones.

— Nada cursi — Le advierto a mi asistente y ella asiente, presionando los labios con fuerza para no reír.

— Yo me encargo, señor Grey.

Oscuro (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora