6 semanas después.
— ¿Grey? ¿Cómo Christian Grey, el millonario?
Mierda.
La morena se ríe y comienza a enredar un mechón de su cabello negro en su dedo con un gesto de coquetería.
Esto te ganas por levantar mujeres del bar.
— Solo Christian...
— ¡Pero sí eres él! ¡Dios mío! Te reconozco de las noticias.
Agito el vaso de cristal en mi mano, pero el tintineo de los hielos me recuerda que ya está vacío y la molesta chica no deja de hablar sobre mierdas sin sentido.
— Lárgate.
— ¿Qué? ¿Pero por qué? — Chilla ofendida — ¡Tú me trajiste hasta acá! Pensé que la íbamos a pasar bien.
Sigo observándola desde el sofá mientras ella recorre mi ático con la mirada. Si, la traje pensando que coger me ayudaría a sentirme mejor.
— Es un error, será mejor que te vayas.
Levanto la voz un poco solo para llamar la atención de Taylor, que aparece en el pasillo a los dos segundos. La chica lo mira, luego vuelve su vista a mi y comienza a bajar el cierre de su vestido.
— Dame una oportunidad, amor, haré lo que quieras.
Le hago una seña a Taylor para que la saque de mi jodido ático antes de que termine con la poca paciencia que me queda. La morena está en bragas solamente cuando Jason la arrastra de vuelta al ascensor con el vestido en las manos.
— ¡Espera! ¡Haré lo que sea! ¡Llamaré a una amiga! — Grita desde el ascensor — ¿O a un amigo?
Debe ser una jodida broma. La puerta metálica se cierra por fin y puedo dejar caer la cabeza contra el respaldo del sofá con fastidio. Nada de esto ha resultado como quería, incluso el par de rubias de la semana pasada en París.
Voy a la cocina a servirme otro vaso del whisky que dejé sobre la barra mientras Jason se deshace de la mala desición que tomé está noche. ¿Qué mierdas estoy haciendo? Necesito retomar el control de mi vida.
La puerta del ascensor se abre de nuevo, así que apuro el trago de mi vaso para salir de una maldita vez de aquí.
— Llévame a casa.
Taylor asiente y lo sigo hasta el garaje. Mi ático era el lugar perfecto, una torre de mando lejos de mi oficina que ahora me resulta insoportable. Prefiero vivir en la privacidad que Broadview puede darme.
Apenas llegamos a la casona, subo hasta mi habitación para tomar una ducha. Necesito encontrar un maldito pasatiempo ahora que las sumisas ya no son una opción viable. ¿Debería traer de nuevo el helicóptero?
Me quedo dormido tan pronto como la cabeza toca la almohada. Quisiera decir que descanso lo suficiente para mantenerme relajado, pero la realidad es que se siente más como cerrar los ojos durante 15 minutos.
Nada a tu alrededor más que oscuridad y silencio. No hay pesadillas, ni sueños reparadores... Solo el interminable silencio hasta que la alarma de mi reloj me indica que es un nuevo día.
— ¿Señor Grey? — La voz de Gail se escucha desde detrás de la puerta mientras golpea — El desayuno está listo.
¿El desayuno? Abro un ojo para mirar el reloj, son las 9:53 de la mañana del puto domingo y no soy capaz de levantarme de la cama incluso con la alarma.
— Ya voy — Gruño para que se aleje.
Me levanto de la cama y busco un conjunto deportivo en el clóset, no pienso salir y voy a evitar la cena con los Grey. No quiero tener qué explicar por qué dejé a Mía sola en ese estúpido festival de moda la semana pasada.
Bajo al comedor y me siento en la cabecera. En un extraño giro de la rutina, y como esta casa no tiene área independiente para empleados, Jason y Gail se sientan a tomar su desayuno conmigo.
— Le preparé hot cakes, espero que sean de su agrado.
La señora Jones deja el plato frente a mi con una taza de café sin crema y azúcar, pero no me apetecen en lo más mínimo. Solo corto algunos trozos y los llevo a mi boca para pasarlos con pequeños sorbos.
— Voy a cancelar el viaje a Portland del martes, enviaré a alguien más y me aseguraré de contratar a alguien que se encargue de supervisar esas mierdas de los proyectos de la universidad.
— Como diga, señor Grey.
— ¿Charlie Tango sigue en el andén del aeropuerto?
— Si, señor.
— Haz que lo revisen, lo necesito funcionando y al piloto listo para los viajes cortos. Además necesito que busques a los compradores de The Grace para que pueda recuperar mi catamarán.
El Jet fue lo único que conservé de la mala experiencia de hace dos años, y solo lo hice por motivos de trabajo. Odio las multitudes y esperar en el aeropuerto con el resto de los jodidos pasajeros es algo que no estoy dispuesto a tolerar.
Y lo decidí hace un par de días. Si logro recuperar las cosas que tenía antes de todo, podría volver a ser el mismo Christian de antes y controlar de nuevo mi vida. Mi jodida vida de la forma en la que quiero.
El intercomunicador suena anunciando a un visitante no deseado y sé malditamente quién es porque la estúpida rubia no puede solamente olvidar todo. Tiene que hacer su jodido drama en mi casa.
Jason se levanta de la silla, pero le hago una seña para que espere. Voy hasta la sala y presiono el botón que abre la reja negra, luego espero junto a la puerta por mi tonta hermana berrinchuda.
— Mía — Gruño abriendo la puerta antes de que toque el timbre.
Mierda.
No es la chica que esperaba ver en mi puerta. Su cabello castaño por debajo de sus hombros, profundos ojos azules y labios rojos que creí que no volvería a ver luego de que huyera de mi.
— ¿Ana?
— Christian.
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Oscuro (Libro #2)
Fanfiction¿Qué se supone que haga ahora? ¿Qué quiere ella de mi? Porque si de algo estoy seguro, es que yo no sé qué quiero de ella. ~ • ~ La historia es mía, pero los nombres de los personajes pertenecen a EL James de su Trilogía "50 sombras de Grey". Regist...