Grace, Carrick, Mía y Elliot están aquí para ver a Ana y conocer al bebé, que llora asustado cada vez que alguien trata de tomarlo de mis brazos.
— ¡Ven conmigo, bebé! — Chilla Mía con su voz aguda. — ¡Preciosa bolita de carne!
Intenta tomar las mejillas de Ted pero mi hijo siempre listo comienza a llorar para que ella no lo toque.
— Déjalo en paz, rubia. Seguro piensa que de verdad te lo vas a comer. — Elliot hace una mueca de fastidio.
Ni siquiera sé qué hace él aquí cuando hemos tenido una mala relación. Lo único que puedo imaginar es que Grace lo obligó de alguna forma.
— ¿Por qué no salen al patio? — Señalo las puertas de cristal que guían al patio trasero. — Pueden entrar en la piscina si lo desean.
Elliot se sienta en una mesa del jardín con una cerveza mientras Mía y Grace se unen a Ana en la otra, bocadillos y limonada para que la charla sea más agradable para ellas, de lo que sea que las mujeres charlen.
— ¿Cómo te va, hijo? — Carrick palmea mi hombro. — Ese pequeño hombrecito de verdad está muy apegado a ti.
— Lo está. — Miro a Ted. — No entiendo por qué soy incapaz de separarme de él, pareciera que soy yo quien lo necesita.
— Tal vez lo haces. — Sonríe como si lo supiera todo y lucho con la idea de poner los ojos en blanco a mi papá. — Me alegra saber que tú y Ana siguen juntos después de todo lo malo.
Mierda. Cómo si esto no fuera suficiente, agreguemos el trauma de la jodida loca Camille.
— Ella está enojada conmigo porque cree que me interesa otra mujer.
Trago con dificultad haciendo tiempo para que Carrick reaccione a mi confesión. No sé por qué se lo digo, solo espero que tenga un jodido consejo mejor que Mía.
— ¿Y no te interesa la otra mujer?
— Pensé que sí. Creí que al Christian de antes le habría gustado algo así, pero no puedo borrar la expresión de dolor en el rostro de Ana de mi cabeza. La herí y eso la llevó a adelantar su parto, yo causé eso.
Carrick no intenta ocultar la decepción en su rostro, pero como el buen padre que es, sonríe y palmea mi hombro.
— ¿El Christian de antes? Yo solo veo a un Christian. A uno que ha madurado en responsabilidad y que ha logrado formar una hermosa familia. ¿Discutiste con tu mujer? Eso ocurre en cualquier matrimonio. La idea principal aquí es, ¿Que vas a hacer para reparar el daño?
— Ese es el problema, ¿Cómo lo hago?
— Hazla sentir segura, que ella sienta que es la única mujer en tu vida y en tu mente. La clave es ser sincero.
Mierda.
Miro a Ana reír por algo de lo que mi madre dijo y me doy cuenta de lo poco que la conozco a pesar de todo lo que hemos pasado. Sé qué la hace enojar o llorar, ¿Pero qué la hace reír? ¿O qué le da tranquilidad?
— No pudiste solo decirme exactamente qué hacer, ¿Cierto? — Le gruño como de costumbre.
— No sería divertido. — Sonríe y se aleja a la mesa donde está Elliot.
Vuelvo a la cocina para dejar a Ted en su corralito para que duerma un poco y me aseguro que el calor no es demasiado para él antes de tomar una botella de agua fría. Normalmente estaría bebiendo Whisky, pero no estoy convencido de hacerlo en caso que Ted o Ana me necesiten.
— ¿Christian? — Grace se acerca con una gran sonrisa. — Me hace muy feliz ser parte de tu vida, mi niño.
Me abraza fuerte por la cintura y apoya la cabeza contra mi pecho. Mierda. No puedo apartarla y justo ahora caigo en cuenta sobre cuántas veces dejé a Ana tocarme.
Se aparta un paso pero se aferra a mis mejillas con fuerza para que la mire.
— Mi niño, la amas. ¡La amas! Y puedo ver en tus ojos lo aterrado que estás. — Lágrimas escurren ahora por sus mejillas. — Pero créeme. Nada vale más la pena que entregarte al amor, incluso cuando puedes salir herido. Lo vale. Tu hijo lo vale y veo cuanto lo amas. ¿Por qué no se lo demuestras a ella?
Mi paranoia se dispara agitando mi pecho. ¿Qué? ¿Por qué dice eso? ¿Ana le habló de Amber?
— ¿Cómo lo hago? — Me las arreglo para decir. — No sé una mierda sobre ser empático.
— Cuídala. Ámala. Trátala como la joya más valiosa y no te arrepentirás.
Tira de mi rostro aún en sus manos y me besa la frente como cuando era un niño. Nunca lloré ni me importaron los sentimientos de nadie, ¿Cómo cambio los viejos hábitos?
Grace sale de la cocina con otra jarra de limonada y yo vuelvo a la sala donde está Ted en su corralito durmiendo tranquilamente.
— Te amo. — Susurro. — No fue tan difícil, ¿Verdad? Te amo, hijo. ¿Tu me amarás aunque no sea el mejor padre?
Mierda, ¿A quien quiero engañar? Soy un hombre bastante jodido y mis mierdas terminarán lastimando a mi hijo. Tal vez Ana tenía razón, no estábamos listos para ser padres.
Pero viéndolo ahora, sé que voy a esforzarme aunque el niño termine en terapia acusándonos a su madre y a mi de arruinar su vida.
— Justo como tu tía Mía. — Me río.
Tomo el teléfono de mi bolsillo y tecleo un mensaje para Andrea.
*Consigue reservaciones para un día de Spa para Ana, mi madre, mi hermana, mi ama de llaves y para ti. Ana te estima y se alegrará de tenerlas como compañía.*
*Por supuesto, Señor Grey. Y gracias.*
Las risas de Grace y Ana se escuchan en la cocina, despidiéndose con efusivos abrazos y promesas de visitas regulares. Jodida mierda. Elliot parece pensar lo mismo que yo porque se aleja sin decir una palabra.
— Gracias por todo, mi amor. Los veremos pronto. — Grace besa mi mejilla y Carrick palmea mi espalda.
— Cuida de ellos, hijo.
Yo asiento, mirándolos llegar a la puerta principal para salir. Solo mi hermana se acerca y se cuelga de mi cuello.
— Ana me agrada. Y te ama, lo que es extraño teniendo en cuenta tu carácter de mierda. — Dice para que solo yo escuche. — No lo jodas.
— Mierda.
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Oscuro (Libro #2)
Fanfiction¿Qué se supone que haga ahora? ¿Qué quiere ella de mi? Porque si de algo estoy seguro, es que yo no sé qué quiero de ella. ~ • ~ La historia es mía, pero los nombres de los personajes pertenecen a EL James de su Trilogía "50 sombras de Grey". Regist...