Capítulo 54

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— ¿Señor Grey?

— Ya voy.

Apoyo la cabeza contra el vidrio de la ventana necesitando el frío de este día para tranquilizarme. Sigue sin funcionar después de 34 minutos.

— ¿Quiere que...?

— No. — Lo interrumpo. — Dame un minuto.

Otro puto minuto.

— Estoy bien, puedo hacerlo. ¿Avisaste que veníamos?

— Si, señor. La gerente está esperándolo.

— Mierda.

Levanto la cabeza y lo miro através del espejo retrovisor, sus ojos con un brillo divertido por el jodido pánico que estoy sintiendo porque esto va en contra de todo lo que creo.

Pero como siempre, la jodida chiquilla termina presionando mis botones y obligándome a cosas... Como esta.

Taylor toma la iniciativa y baja del auto, rodeándolo para detenerse a un lado de mi puerta como si quisiera obligarme a salir. Antes de que él lo haga, yo abro la puerta del auto.

— Hagamos esto. — Suspiro.

— ¿Está seguro? No creo que a la señorita Steele le importe...

— ¿Cómo mierdas voy a saberlo? Es una chica. Dice una cosa cuando en realidad quiere otra. ¿Quién mierdas las entiende?

Taylor niega con la cabeza, de nuevo esa sonrisa divertida tratando de estirarse en sus labios porque seguramente mi vida le parece una puta broma.

— Mierda.

Camino hacia las puertas de cristal pero me detengo necesitando espacio. Giro sobre mis talones para volver al auto pero de nuevo me detengo. Ya estoy aquí, tengo qué hacer lo que me propuse.

— ¿Señor Grey?

— ¡Shh! — Le gruño. ¿Por qué mierdas sigue presionándome?

— Le llama la encargada. — Señala detrás de mí y suspiro antes de girar.

— ¿Desea que lo acompañe?

— Si... No. Si.

La mujer y el guardia de seguridad permanecen con la puerta abierta esperando que entremos. Ella se asegura de cerrar la tienda al público cuando vengo a hacer alguna compra.

— Señor Grey. — Sonríe.

— Señora Kirsten.

Paso las puertas seguido de Taylor y el guardia vuelve a cerrar con pasador. Las empleadas ponen una selección de las piezas de joyería sobre el mostrador principal para que yo pueda mirarlas con tranquilidad.

— ¿Busca algo en especial?

— No.

— ¿Oro blanco? ¿Amarillo? ¿Rosa? ¿De cuántos kilates?

Mi vista sigue fija en las piezas, observando con detalle cada una de ellas imaginándolas en el dedo de la jodida chiquilla. Ella podría preferir una pieza de bisutería solo para joderme.

— Quiero un diamante en oro blanco, engarzado y no demasiado grande.

Veo la duda en los ojos de la señora Kirsten, pero vuelve a su postura de Todo Negocios.

— Este diamante de aquí está rodeado de pequeños diamantes y...

— No. Mi novia preferiría algo más discreto.

— ¿Discreto? Pero Señor Grey, ese anillo grita amor y riqueza.

— Lo sé. Muestreme el de la orilla de la derecha. — Señalo un anillo sencillo con una sola piedra.

Oscuro (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora