Capítulo 32

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"Para la mujer más hermosa en mi mundo."

Christian Grey.

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— ¡Él es la cosa más dulce!

Ana grita mientras le cuenta a Andrea lo del enorme arreglo de rosas que le entregaron ayer en la casona. Mierda, ¿No le dije que nada cursi?

— Me alegro por ti, Ana. Ese fue un hermoso detalle de parte del señor Grey — Andrea responde manteniendo el tono de sorpresa en su voz.

— Lo sé, es un novio fabuloso.

Mierda.

Vuelvo mi atención a las personas frente a mi en mi oficina y que también han escuchado la charla de Ana y Andrea detrás de las puertas. Joshua lo ignora, pero Cassidy sonríe con incomodidad.

— Como estaba diciendo, creo que podemos adelantar las fechas de los embarques por lo menos dos semanas — Intento mantener la conversación de Ana fuera de mi mente — Y creo que Joshua debería hacer el viaje para supervisar los progresos.

— Excelente idea, señor — Amber asiente — Y le alegrará saber que todo está listo para su viaje del próximo mes para supervisar los astilleros, le pediré a Andrea que haga nuestras reservaciones.

— Si, hablando de eso... — Reviso la agenda en mi computadora — No estoy haciendo el viaje.

— Pero señor Grey, no puede cancelar... — La interrumpo.

— He dicho que yo no voy, tú si. Te vas a asegurar que todo esté en orden y me entregaras un informe completo cuando vuelvas. ¿Quedó claro?

— Si, señor.

Inclina la cabeza y apoya las manos en su regazo en un gesto de sumisión que parece entrenado. ¿Ella es? No, no lo creo. Lo sabría.

— Retírense.

Ordeno y ambos sales de mi oficina, dejándome solo para revisar entre mis correos si Welch envío la información que le pedí pero no encuentro nada. Tomo mi móvil y marco su número.

— Señor Grey — Saluda con su voz rasposa por sus años de bebedor — ¿A qué debo la llamada?

— ¿La demencia te jodió el cerebro? Te pedí que investigaras a una persona y no he recibido ni un puto avance. ¿Cuándo lo tendrás listo?

— Lo siento, señor. Esta persona ha sido difícil porque su información parece estar protegida, de hecho tengo a una persona siguiéndola para corroborar una sospecha.

— Bien. No omitas nada, necesito saber todo sobre ella.

— ¿Prospecto de sumisa?

— No es tu maldito asunto — Gruño, pero cambio el tono de mi voz — Es una empleada en mi empresa.

Welch murmura una despedida y termina la llamada, dejándome confundido. ¿Por qué me molesta que me pregunten por Amber? O peor, ¿Por qué me molesta que no sepa sobre Ana?

— ¿Christian, terminaste? Es hora del almuerzo — La chiquilla entra en mi oficina con toda la calma posible, rodeando mi escritorio — Escuché que no voy a Nueva York el próximo mes, ¿Puedo saber por qué?

Cruza los brazos bajo su pecho, llamando mi atención ahí.

— No puedes viajar, estarás cerca de los 6 meses de embarazo y no creo que sea adecuado que viajes.

— ¿Y tú si puedes ir con esa zorra? ¡Te vas a acostar con ella! — Chilla, y levanto la vista hasta sus ojos.

— ¿De qué mierdas hablas? — Mi ceño se frunce.

— ¡De Amber zorra Cassidy llevándote al otro lado del país para coger contigo!

— En primer lugar, si quisiera coger no tendría por qué ir al otro puto lado del país — Levanto mi dedo índice en advertencia — En segundo lugar, ¿De dónde sacaste esa estúpida idea?

— ¡De ella! — Descruza los brazos con un puchero — Le dijo a Andrea "Reserva solo una habitación, ya que la señorita Steele no va a viajar".

No puedo evitar poner los ojos en blanco.

— ¡Está jodiendo contigo y caíste! Pequeña psicópata celosa — Me paso la mano por el rostro con frustración — Ella es quien tiene que ir a la supervisión, tú y yo nos quedamos aquí.

— ¿Por qué? — Chilla molesta — ¡Yo quería conocer Nueva York!

— Preferiría que no viajaras ahora y te llevaré después que tengas al bebé.

— ¿Lo prometes?

— Lo prometo. Ahora pide los malditos almuerzos antes de que el hambre te ponga más quisquillosa.

Hace un pequeño puchero con la boca, pero toma el teléfono de mi escritorio para comunicarse con Andrea.

— Estamos listos para el almuerzo, ¿Podrías encargarlo? Si, eso está bien. Y por favor, que no nos molesten hasta entonces — Escucho la risita de mi secretaria antes de que Ana cuelgue el teléfono.

— ¿Por qué...? — Dejo de hablar cuando se desliza hasta la parte central del escritorio y separa sus piernas frente a mi.

El movimiento hace que su vestido púrpura suba por sus muslos, dejándome ver el vello recortado entre sus piernas. Mierda... ¿Por qué mierdas no lleva bragas?

— Maldita sea, ¿Llevas todo el jodido día sin ropa interior? — Levanto la vista hacia su rostro, pero solo muerde su labio.

— No te digo — Sonríe — Estaba pensando en quitarme el sostén también, es un poco incómodo.

Me pongo de pie con la respiración agitada, ¡ésta jodida chica! Empujo la silla hacia atrás para hacer espacio y sujeto sus piernas por debajo de la rodilla para acercarla al borde.

— Christian, ¿qué haces? — Susurra con voz inocente.

Pero su susurro se convierte en chillido cuando abro más sus piernas para ponerme en medio, desabrochando el cinturón y el pantalón con rapidez para penetrarla. Sostengo sus piernas con mis manos pero ella se endereza para aferrarse a mi cuello con un brazo, buscando mis labios.

Me muerde el labio para callar los gemidos que salen de su boca, aunque eso no es suficiente y se aparta jadeando. Su brazo aún me aferra por el cuello cuando la siento tensar las piernas, empujándome hacia ella para que no me detenga.

— Oh, si bebé, así — Gime — ¡Si! Dios, no pares...

Sus provocadoras palabras solo consiguen que la embista con más fuerza, mi respiración entrecortada por el esfuerzo y la excitación de tenerla sobre mi escritorio otra vez.

Gruño su nombre cuando mi cuerpo se tensa y se libera con la fuerza del orgasmo recorriéndome. Me apoyo ligeramente hacia delante, mi frente pegada a la suya.

— Provocadora — Susurro.

— No sé de qué hablas — Dice con una sonrisa traviesa en sus labios — Espero que el almuerzo no tarde, estoy hambrienta.

Oscuro (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora