Capítulo 3

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Taylor termina de subir las bolsas con la ropa en la camioneta mientras me despido de Caroline. No está de más recordarle que tiene un acuerdo de confidencialidad firmado para evitar hablar de mi.

Me detengo en la acera, pero el escaparate de la tienda de al lado llama mi atención. La ropa ahí es más sencilla que la de Neiman Marcus y me pregunto por un momento si Ana se sentirá más cómoda con ropa menos formal.

Algunas prendas de mezclilla, jeans rasgados y botines negros se exhiben por el cristal. Estoy considerando la idea de entrar a la tienda cuando Ana se detiene a mi lado.

— ¿Quieres entrar aquí?

— No lo sé — Balbucea mordiéndose una uña.

Me alejo de ella para mirar el siguiente aparador y me sorprende ver que me sigue en silencio. Se detiene junto a mí, su expresión confundida en el reflejo del cristal.

Sin decir palabra, entro en la tienda solo para comprobar que me sigue. ¿Que mierdas está pasando? ¿Ha dejado de huir de mi?

— ¿Esto es más tu estilo?

Señalo el montón de prendas negras al centro para que se acerque a observarlas. No me pasa desapercibido su gesto, que ahora identifico como inseguridad.

Pongo mis sospechas a prueba cuando me giro para salir de la tienda y sin dudarlo Ana viene detrás de mí. Sus pasos silenciosos se detienen cuando yo también lo hago y me resulta extrañamente divertido.

¿Lo único que tenía que hacer para conseguir su obediencia era embarazarla?

Mierda, debí hacerlo antes. Justo ahora estoy viendo los beneficios y me pregunto qué tanto puedo conseguir de ella. ¿Sexo?

— ¿Tienes lo necesario?

— ¿Ah? Si.

— Bien, entonces volvamos a la casona. Supongo que necesitas descansar si has estado conduciendo desde quién sabe dónde.

— Tengo una duda — Caminamos de regreso a la suv y sube al asiento trasero — ¿Por qué ya no vives en el departamento?

— ¿Por qué preguntas?

— Nada en particular, solo que fui a buscarte primero ahí y el guardia dijo que no frecuentas ese lugar.

— Si, yo... Prefiero la tranquilidad del estrecho de Puget.

— Oh.

No dice más y mira por la ventanilla del auto el resto del camino hasta Broadview. Yo necesito algo de espacio, así que me dedico a revisar los correos y mensajes que entran tan pronto como enciendo el móvil.

— Ve a descansar — Le digo cuando llegamos — Gail se encargará de acomodar tu ropa.

Ana asiente y sube las escaleras seguida de la señora Jones y Taylor cargando las bolsas de ropa. Aprovecho el momento para ir a mi estudio, necesito saber a quién estará enviando Welch a cuidar de mi ático.

Pierdo la noción del tiempo revisando unos documentos, lo próximo que sé es que la cena estará lista pronto y me estarán esperando en casa de los Grey. Por si las dudas, apago de nuevo el móvil para evitar a la odiosa rubia que tengo por hermana.

— ¿Christian? — Escucho su voz detrás de la puerta — La cena está lista.

— Bien. Solo por curiosidad, ¿Ayudaste a preparar los alimentos?

— No — Gruñe — ¡Qué grosero eres! ¿Estás insinuando que no sé cocinar?

— No es una jodida insinuación, ¡es un hecho! No sabes cocinar.

— ¿Sabes que? Voy a aprender, ¡Oh si! — Me amenaza — ¡Voy a cocinar para ti cada noche!

Mierda.

Cierra la jodida boca ahora, Grey. Es solo que no puedo, esa chiquilla hace que todo en mi interior queme como lava fundida en mis venas y me sacude de mi rutina.

Sale del estudio azotando la puerta y gruñendo cosas que no alcanzo a comprender, así que solo la sigo hasta el comedor donde Jason y Gail ya esperan con la mesa servida.

— ¿Prescott está aquí?

— Si, señor.

— Bien. Mañana iremos a la clínica de la doctora Greene y luego a Grey House, tengo que encargarme de algunos asuntos urgentes.

Les doy un vistazo rápido a mis acompañantes, solo que Ana no me mira. Picotea las verduras de su plato y las nueve de un lado a otro como si fuera un puto juego.

— ¿Qué mierdas haces? — Le gruño.

— Fingiendo que eres éste brócoli — Levanta el tenedor y lo deja caer de nuevo sobre el plato — ¿Te molesta?

— Si, deja de comportarte como una maldita chiquilla y termina la cena.

— ¡No eres mi papá para darme órdenes!

— Claro que no, maldita sea, pero igual debería darte unos azotes por tu pésima actitud.

— ¿Mi actitud? — Chilla ofendida — ¿Que problema tienes con mi actitud?

— Debes pensar en las necesidades de... Del... — Señalo hacia su vientre — De tu...

— ¡Nuestro! — Me acusa — Eres tan responsable como yo y no te veo dejando tu vida de lado por algo que no pediste.

Dice y el ambiente se tensa en el momento. ¿Está molesta conmigo porque está embarazada? Exhalo ruidosamente intentando ganar tiempo para tranquilizarme.

— Dije que haré lo que sea necesario para que tú y él estén bien, ¿De acuerdo? No sé qué cambios crees que debería hacer, pero lo discutiremos en su momento.

Me mira con los ojos muy abiertos. Su vista se desplaza a Gail y Jason con el mismo gesto de sorpresa, luego sus ojos azul se fijan en los míos.

— ¿Qué rayos te pasó? ¿Desde cuándo eres tan tranquilo?

— Solo quiero que llevemos este proceso con calma.

Eso y que acepte quedarse con el bebé. Soy egoísta al pensarlo, pero no puedo permitir que el niño sea puesto en adopción porque eso terminará de fracturar mi delicada relación con los Grey. Grace jamás me lo perdonaría.

Prefiero convencer a Ana de criarlo, asegurarles una casa y pagar la manutención del niño. Podría incluso enviarle regalos en las fechas importantes, justo como ya lo hago con Mía.

La veo terminar su cena a regañadientes y se vuelve para subir las escaleras a toda prisa. Yo decido esperar a que Gail recoja la mesa mientras termino mi copa y luego subo hasta mi habitación.

Cierro la puerta detrás de mí y me quito la ropa antes de deslizarme en las sábanas. Escucho ruidos en el baño, por lo que me incorporo para ver a Ana saliendo de él con su pequeño camisón de seda gris que tanto me gusta.

— ¿Qué haces aquí? — Pregunto.

— Dormir, genio...

— Me refiero a que ésta es mi habitación.

— No — Agita su dedo índice frente a mi — Es mi habitación. Tú dijiste que tomara una y ésta es la que me gusta, a pesar de todo lo que pasó aquí.

— Pero...

— Puedes irte, si quieres — Se recuesta a mi lado y se cubre con la sábana — O cierra el pico y déjame dormir.

Mierda.

Oscuro (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora