Capítulo 42: La chica congelada en la habitación.

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No hace falta decir que el resto del día fue... difícil, agotador. Por supuesto, Emma estaba enfadada pero era demasiado obstinada como para mostrarlo abiertamente y lo que hizo en su lugar fue aparentar como que aquí no había pasado nada, a pesar que su mandíbula apretaba y su más que forzada sonrisa indicaban todo lo contrario.

Para empeorar aún más las cosas, no faltaron comentarios de todo tipo por parte de aquellos que presenciaron lo ocurrido, quienes se habían formado sus propias opiniones y no paraban de parlotear a espaldas de Emma.

Por lo poco que alcancé a escuchar, ambos bandos aseguraban que la enemistad entre ambas alcanzó su punto de ebullición ese día. Y después de ese punto las opiniones se dividen en dos vertientes, unos aseguraban que la rubia rizada tuvo una actitud grosera con todos y al ver esto la Gerente le dio un pequeño sermón pero eso solo sirvió para detonar la ira de Rikki haciéndola dar el primer golpe, por lo que Emma no tuvo más opción que pedirle que se marchara con el fin de que la cosa no transcendiera.

Otros, por su parte tenían una opinión opuesta, y defendían la idea de que Emma era una dictadora y que Rikki solo fue una víctima en todo esto, siendo hostigada hasta el punto de provocar su renuncia sin que la otra rubia moviera un solo dedo.

Nadie golpeó a nadie y nadie hostigó a nadie.

La imaginación de las personas que no tienen ni idea, es algo muy interesante y ridículo de ver.

Así que, sí, podrán imaginar lo complicado que fue lidiar, no solo con una Emma que hacía oídos sordos al hecho de que todos murmuraran a sus espaldas o ignoraba a los que intentaban de sacarle la información, después que Rikki abandonara la escena.

Incluso a Nic no le pasó por inadvertido su comportamiento, pero agradecí que tuviera el tacto para no preguntar algo inapropiado... por el bien de su integridad física, claro está.

Digo, bastaba con mencionar a nuestra rubia amiga de cabellos rizados para que Emma borrara todo rastro de sonrisa de su rostro y con una sola mirada con la que fácilmente podría congelar todo a su alrededor... aseguraba que ya no le importaba.

¡Pero era obvio que sí, sino no reaccionaría de esa manera!

Como no podía ser de otra manera, puse a Cleo al tanto de todo lo que había pasado y mi amiga, exudando preocupación por cada uno de sus poros, me prometió a mí y se prometió así misma que hablaría con Emma para reconciliarse con Rikki, ya que eran las mejores amigas y las mejores amigas no deberían pelear sino hablar las cosas, y dicho sea de paso, volviera a emplearla.

Aunque a mi modo de ver, eso sería difícil por no decir imposible conociendo a las involucradas (ambas obstinadas y orgullosas) y... dado los recientes acontecimientos.

El día siguiente se desarrolló con algunas diferencias significativas con respecto al día anterior. Primero, conseguí levantarme a tiempo y alistarme sin mayores inconvenientes (no tuve ningún sueño raro); segundo, logré evitar a la Sra. Flynn (y a su aspersor) y por si fuera poco, llegué al café a tiempo para encontrar justo a la persona que más quería ver desde el momento que desperté.

Apenas Emma me vio hizo un gesto de saludo, luego procedió a hacer la puerta corrediza a un lado.

-Desperté cuatro minutos tarde -se volvió hacia mí y frunció mucho el ceño-. ¿Puedes creerlo? -pues, claro, eres humana después de todo.

- ¿Qué? ¿Tu alarma se estropeó o algo?

-No necesito una -sus ojos bajaron hasta su muñeca y casi se salen de sus órbitas-... Tenemos treinta minutos para ordenar todo antes de que comiencen a llegar los clientes -lanzó su mochila sobre la mesa de billar y continuó sin detenerse-. ¡Vamos! -urgió, haciéndome un gesto con la mano para que me pusiera en movimiento.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora