Capítulo 56: Julia.

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Las palabras de Emma se sintieron como recibir sobre mi cabeza cuatro baldes de agua helada seguidos. Por su culpa pasé toda la noche dándole vueltas en mi cabeza a todo lo que ocurría con Nic y conmigo. Mejor dicho; lo que me ocurría a mí. Porque, tras una noche sin conciliar el sueño, llegué a una simple conclusión; la del problema era yo, con mis mentiras y mis secretos. ¿Francamente? Estaba harta y molesta. Estaba harta de mantener este secreto para con las personas que me importaban; y molesta conmigo misma por darme por vencida con tanta facilidad. Mi padre, que nunca se sentía orgulloso de mí, se decepcionaría aún más si me viera en este estado tan lamentable.

Si dependiera de mí, le hubiera contado toda la verdad a Nic en un parpadeo y sin dudarlo. Pero ¿qué podía hacer? En este caso en particular no podía ser egoísta o impulsiva; yo no era la única cargando con esta responsabilidad y si yo me exponía de alguna forma ante Nic o ante cualquier persona, las demás serían arrastradas a las consecuencias de mis propios actos. Estábamos juntas en esto, no podía olvidarlo.

¿Así que mi opción era ser como Emma? quien dejó a un lado sus sentimientos por Byron porque según, en sus propias palabras, "debemos hacer sacrificios". Lo lógico y lo más sensato era que yo hiciera lo mismo, ¿no?

¡¿No?!

O al menos, eso comencé a considerar en plena madrugada hasta que escuché el sonido que produjo mi teléfono, notificándome que había recibido un mensaje. Cuando leí el nombre del contacto en la pantalla, junto con su foto mi corazón dio un vuelco y me apresuré a abrir el contenido y a leer ávidamente.

Lo siento”.

Solo con esas dos simples palabras yo estaba feliz y con una amplia sonrisa en mi rostro. Pero esta se borró, tan pronto me di cuenta de algo. Él no tenía que disculparse por nada. Él no hizo nada malo.

No es como si las cosas se habían resuelto mágicamente entre nosotros dos. Pero al menos, supe que no sería rechazada si intentaba hablar con él. No todo estaba perdido.

Sin embargo, no podía estar deprimida todo el día en la cama; no cuando tenía que trabajar. Y no, no era una excusa para ver a Nic... no, no; él tenía el día libre y aparte, no sabría que decirle. ¿Qué le diría? Una parte de mí sabía que acabaría diciéndole toda la verdad apenas viera su rostro.
Una vez estuve lista, bajé a desayunar; apenas papá me vio, bajó la mirada a su plato como si la comida Olivera mal.

¿Tan temprano y ya tenía una queja contra mí? Ese era un nuevo record, incluso para él.

—Buenos días. —dije, fingiendo no haber notado nada, mientras tomaba asiento. Papá simplemente no se contendría y lo sacaría en algún momento, solo era cuestión de tiempo.

—Con que aún trabajas en ese lugar. —espetó, omitiendo mi saludo. Justo entonces, noté que miraba mi uniforme con desprecio.

¡Y aquí vamos de nuevo!

—Sí. —respondí, con sencillez.

—Te dije que renunciaras.

—Y yo dije que no lo voy a hacer. —contesté, entre dientes.

Papá comenzó a negar con la cabeza.

Me encogí de hombros e hice ademán de continuar con mi desayuno. Sabía que no valía la pena comenzar una discusión. Estaba harta de discutir con papá siempre sobre lo mismo. Mi respuesta era la misma. No iba a renunciar a mi empleo en el Juice Net, punto. Mi trabajo era sencillo y sobre todo era algo que me gustaba hacer. Pero a mi padre le avergonzaba, era como si pensará que estaba cometiendo un crimen… cuando solo trataba de ser un poquitín más independiente… hasta donde me era posible. Realmente, era difícil sobrevivir con esa paga, en comparación con la jugosa mesada que me daba mi padre… quien por cierto dejó de darme dinero cuando descubrió que trabajo en el Juice Net.
Un punto menos para mí "mejor amiga" Miriam.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora