Capítulo 75: La otra sirena.

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75: La otra sirena

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75: La otra sirena.

Pronto me di cuenta que no hizo falta echarme a correr porque apenas había dado dos pasos cuando vi, en el muelle, a Rikki y a Zane... en el momento exacto en el que este último se arrojaba al agua.

— ¿Me puedes explicar qué está pasando? —Inquirí, con los ojos abiertos como platos, desconcertada, al tiempo que rápidamente acortaba la distancia que separaba el Juice Net del muelle para acercarme a Rikki—. Y Miriam echaba chispas, por cierto.

—Porque su plan falló, por eso. —explicó la rubia, con cierto sarcasmo, sin apartar sus ojos del lugar por el cual Zane había desaparecido. Detecté una pizca de enfado en su voz por lo que intuí que el recuerdo del beso seguía fresco en su memoria. Y en la mía también. Qué horror.

En fin, ¿y a qué se refería Rikki? Bien… Dejémoslo en que Miriam hizo de las suyas una vez más y no entregó con tanta facilidad el medallón (para sorpresa de nadie). Entorné los ojos. Miriam siempre tenía que ganar de alguna forma, ¿no es así? Cada vez me sorprendían menos y me enfadaban más las cosas que hacía esa rubia tan molesta.

Zane salió a la superficie pero solo lo hizo con el fin de tomar unas bocanadas de aire y volver sumergirse. Tomar aire, sumergirse y repetir.

Esto era frustrante, ¡Zane no tenía por qué hacer esto! Rikki, Cleo, Emma y yo al ser sirenas éramos perfectamente capaces de buscar el collar sin necesidad de salir a tomar aire. Pero (siempre había un pero cuando se era una sirena) no podíamos hacer eso justo ahora... por obvias razones, por lo que ¿entienden mi frustración? Además, era un tanto irónico que dependiéramos de la persona que no debía descubrir nuestro secreto por nada del mundo, para recuperar un objeto relacionado con dicho secreto.

Y cuando parecía que se le había hecho costumbre, Zane se detuvo, no salió a respirar. La superficie del agua lució tan quieta y pacífica en ese intervalo que parecía una mentira que alguien estuviera allí abajo.

Al dejar pasar otros segundos sin que Zane diera señales de vida,  empecé a considerar la idea de sumergirme pero Rikki, notando mi preocupación, me miró y negó con la cabeza con firmeza.

—Pero… —Rikki volvió a negar.

—Solo... espera.

¿Esperar? Eso es lo peor que alguien podría decirme. La señora Chatham había dicho eso antes cuando Zane y Rikki desaparecieron y no pude dormir en toda la noche por la preocupación. Eso me llevó a recordar ese momento en la Isla Mako, cuando Rikki había enloquecido por la luna llena, lo que terminó con Zane cocinado de adentro hacia afuera, y no pude evitar sentir de todo, menos calma.

Sabía que ambas situaciones eran diferentes y a diferencia de aquella vez, Zane no corría peligro real. Pero estaba tardando demasiado tiempo en salir del agua y ya iba siendo hora de que saliera a respirar porque Zane podía ser un imbécil, sí, y aunque no era tonto la cuestión era que la suerte no corría a su favor; ya se ahogó una vez,  incluso se golpeó la cabeza y cayó inconsciente y una vez estuvo a punto de ser devorado por tiburones ¿quién me aseguraba que no podía volver a ocurrirle alguna de esas cosas? Exacto ¡nadie!

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora