Capítulo 72: Pelea.

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72: Pelea.

Capítulo dedicado a Lanovia-deRick

¡Qué tengas un feliz cumpleaños! 🥳😁

¡Y disfruten del capítulo!

- ¡Esto es ridículo! ¡Auch! -exclamé y me quejé al mismo tiempo cuando al golpear el mostrador con mi puño cerrado ejercí la fuerza suficiente como para que mi mano doliese pero no como para que la mesa recibiera daño alguno. Wilfred quien justo pasaba por allí, se detuvo y me miró con ojos entrecerrados-. Lo siento -solo cuando mi jefe continuó con su camino suspiré aliviada, y acaricié mi mano adolorida-. ¡Pero... esto es ridículo! -volví a arremeter esta vez sin golpear, solo gritar.

Rikki y yo nos hallábamos sentadas en la barra, en el Juice Net; habíamos terminado aquí, derrotadas, tras pasar cerca de media hora intentando convencer al dependiente de la tienda de revelar la identidad de la persona que había comprado el medallón. Pero fue una pérdida de tiempo pues por mucho que insistimos, no quiso decir una sola palabra.

O bueno; permítanme corregirme en algo: sí lo hizo, pero es la pista más ridícula que había escuchado en toda mi vida.

«Es decir, ¡vamos! ¿Bromeas?».

-Esto es absurdo -Quiero decir, ¿qué se supone que íbamos a hacer con esta pista? -. Una chica rubia, como de su edad compró el medallón -recité con exactitud las palabras que nos concedió el dependiente de la tienda antes de corrernos de la tienda y entonces no pude hacer otra cosa que bufar-. ¡La ciudad está repleta de chicas rubias! -Gimoteé, en la más absoluta frustración-. ¡¿Es una broma?!

Ya sea obra del destino, la mala suerte, una coincidencia o lo que sea; la triste realidad era esta: el medallón estaba en el centro comercial (a la venta) y la posibilidad de que alguien se lo llevase siempre estuvo presente, pero... la ignoramos; pues nos emocionamos tanto con la idea de recuperar el medallón de la difunta amiga de la señora Chatham y jamás pasó por nuestras cabezas (o al menos, por mi cabeza no pasó) la idea de que, de hecho, alguien ya lo hubiese comprado.

Y eso fue exacto lo que pasó.¡Demonios!

¿Qué íbamos a decirle a la señora Chatham ahora? La idea de recuperar el medallón fue para que ella pudiese preservar un recuerdo de su amiga, un recuerdo de su amistad, pero como lo han comprado no veo cómo eso sea posible.

Rikki a diferencia de mí que no podía hacer otra cosa sino quejarme y golpear mostradores en vano (pues de alguna forma quería sacar mi frustración), permanecía pensativa, silenciosa y me atrevería a decir un poco decaída, y no era para menos. El dependiente comentó que a los pocos minutos de Rikki haber abandonado la tienda, la rubia entró a la tienda y compró el medallón.

¡Eso sí es tener mala suerte!

Si decidíamos pasar a la misión de rastrear a la persona que se llevó el medallón... lo lógico sería comenzar por buscar, sí; buscar a todas las chicas rubias de nuestro curso, si no estaba allí, el siguiente paso sería ir por todas las chicas rubias de nuestro año y si eso tampoco funcionaba, la única opción serían las chicas rubias de la ciudad entera y eso sin contar a los turistas que llegaban de todas partes del país a Costa Dorada e incluso ¡personas de todas partes del mundo!

Solo... confieso que no soy de creer en los milagros pero, podría creer en uno... ahora mismo. Quiero decir, ¿no podría ocurrir un milagro que hiciese que... no sé, la chica rubia desconocida apareciera por la puerta del Juice Net y de alguna forma aún más milagrosa la convenciéramos de entregarnos el collar? Por supuesto, le pagaríamos. Pero ¡ja! Como si esas cosas pasaran.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora