H2O, Sirenas Del Mar:
La Otra Sirena...
Kayla es una chica de 15 años que vive su día en las soleadas playas de Costa Dorada junto a sus mejores amigas Emma y Cleo... a diferencia de Emma que es sensata y responsable y de Cleo que es más bien ingen...
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— ¿Crees que eran felices? —decía Cleo más tarde, cuando nos encontrábamos en la habitación de Emma, tras haberlas llamado para informarles que cumplimos la misión de rescate con éxito. Emma y Rikki se habían tendido en la cama a cada lado de la morena y las tres contemplaban las cosas que recuperamos del fondo del mar.
Yo me senté en un sofá, junto a la ventana, para poder ver con mayor claridad las fotos, y no era porque no había espacio en la cama y porque sería incómodo estar las cuatro juntas luego de la discusión que mantuvimos durante la mañana… y las que siguieron el resto del día. No, no, no, claro que no.
—Por supuesto —respondió Rikki—. Estúpidamente felices. —aunque no podía ver su cara, supe que había rodado los ojos.
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— ¿Algún día nos veremos así?
—Espero que no.
Estaba segura que serían cuatro sirenas, justo como nosotras lo somos. Pero aquí el caso parece ser diferente. Las fotografías eran en blanco y negro pero podía distinguir a dos rubias y una tercera chica de cabello oscuro y bonitos ojos del mismo color. La rubia de la izquierda, reconocí casi de inmediato, era la señora Chatham. Todas las fotos eran similares, lo diferente era la localización o la vestimenta y claro; con colas o sin ellas. Lo que no cambiaba eran sus sonrisas, la alegría en sus rostros, se veían… plenas, en verdad felices. Debo decir que si bien la señora Chatham ya se lo había mencionado a Cleo… no lo había creído. No hasta verlo por mis propios ojos.
Aparte, vi a sus amigas antes. En ese noticiario de los cincuenta. El que encontró Zane navegando por internet. Cuando la señora Chatham era entrevistada por el reportero, pude ver a unas chicas allí y eran… sí… eran las mismas chicas que aparecían aquí, no tengo ninguna duda de eso. Pero incluso allí y ahora eran tres, y no cuatro.
— ¿La señora Chatham dijo algo de la cuarta sirena? —Quise saber. Rikki se sentó a mi lado y me arrebató las fotografías de las manos. La miré feo—. No está aquí. En ninguna de estas fotos.
—Ohm —comenzó Cleo, acariciando su barbilla, pensativa—... No —respondió al fin, con una pequeña mueca—. Lo cierto es… que no mencionó nada acerca de una cuarta sirena. Pero el cofre estaba abierto, ¿no? Quizás había más fotos, pero se destruyeron con el agua… O…
