Capítulo 53: Misterios por resolver

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Capítulo 53: Misterios por resolver.

Cuando regresé a la sala, todos de inmediato voltearon y me miraron con la interrogante escrita en sus rostros y me di cuenta de que tal vez esa llamada me había tomado más tiempo del que había previsto.
Bueno, no era para menos. ¡Con todo de lo que me había enterado!

— ¿Qué pasa? —cuestionó Emma, alarmada, tan pronto como notó algo en mi expresión.

Entonces les expliqué toda la situación sobre el hallazgo de Zane y su posterior visita a la Isla Mako en medio de la noche. O al menos, todo lo que Nate me había dicho.

—Y al principio no entendía por qué no contestaba su teléfono. En la Isla Mako no hay cobertura.

Cuando terminé, la señora Chatham tenía sus ojos anegados en lágrimas sin derramar al enterarse de la forma en la que Zane había obtenido dicha información, a través del Lorelei. Emma, Cleo y Lewis estaban enojados.

—Es peligroso —dijo entonces Emma, con voz grave. Muy seria—. Él está allá, y Rikki está por allí afectada por la luna. Esto es malo. —insistió.

Tras algunos segundos en los que todos permanecimos en silencio, demasiado absortos en nuestros pensamientos como para decir algo finalmente, fue Cleo la que dijo:

—No me quiero ni imaginar lo que le haría Rikki a Zane bajo la influencia de la luna. —y me pareció que se estremecía un poco como si de hecho lo estuviera imaginando y la imagen le causara horror.

—Lo freiría de adentro hacia afuera. —dijo Lewis con sorna y lo fulminé con la mirada porque ese comentario había estado de más y realmente no estaba ayudando.

—Eso no va a pasar —aseguré—. Voy a ir. —sentencié y acto seguido, tomar mi blusa que descansaba sobre el sofá.

—No, no puedes. —dijo Lewis y cuando volteé y lo miré, él tenía el ceño fruncido.

— ¿Y por qué no? —inquirí, con expresión retadora.

— ¡Si sales la luna te afectará! —exclamó y me miró como si desvariara—. O  tal vez ya lo hizo. —dijo con tono preocupado, como si esa fuese la única explicación posible para mi comportamiento y no pude evitar mirarlo con incredulidad.

— ¿Qué? —negué, pero Lewis y las chicas me miraban con una pizca de desconfianza. Rodé los ojos—. Si estuviera hechizada ustedes serían los primeros en notarlo.

—De cualquiera manera, le doy razón, al menos en eso—sabía que se refería a lo que la señora Chatham, que observaba nuestra discusión como quien mira una película muy entretenida en la televisión, nos había dicho minutos atrás—. No pueden salir. —sentenció, como si la decisión ya estuviese tomada.

— ¿Y qué más puedo hacer? ¿Huh? Dime —Gruñí y aunque no fue mi intención gritarle a Lewis, estaba demasiado enfadada como para controlarme. El rubio guardó silencio, sorprendido por mi reacción—. Puedo esperar pacientemente a mañana y confiar que Rikki estará sana y salva en la Isla Mako; tal como dijo la señora Chatham. Eso puedo hacerlo —asentí—. Pero, ¿qué hay de Zane? —Inquirí y los miré uno a uno, deteniéndome en Emma y Cleo—. Está buscando a su sirena, en la Isla Mako —les recordé, haciendo énfasis en las dos últimas palabras—. No pienso quedarme de brazos cruzados sin hacer nada. Todas las veces en las que Zane se ha lanzado a una aventura, ha estado a punto de perder la vida —y recordé aquella vez cuando estuvo a punto de volverse comida de tiburones oh y la vez que casi muere ahogado—. Y esto pinta igual o peor —temí—. Y entonces, que descubra nuestro secreto será el menor de nuestros problemas —Todos guardaron silencio—. No les estoy pidiendo que vayan conmigo; iré yo sola —asentí, encogiéndome de hombros—. Pero voy a ir —reiteré—. Lo encontraré y me aseguraré de que no sé encuentre con Rikki y los llamaré cuando la encuentre a ella también y la traeré aquí. —me encogí de hombros una vez más, simplificando tanto como me fue posible lo que haría aunque algo me decía que no sería tan sencillo. De todas maneras tomaría el riesgo.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora