Capítulo 76: Una pareja.

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76: Una pareja.

—Gracias por dedicar un poco de su tiempo para atendernos

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—Gracias por dedicar un poco de su tiempo para atendernos. Prometo que será rápido.

—Claro, no hay problema —la señora Geddes rodeó su escritorio y tomó asiento en una silla presidencial gris—. Les advierto que no recibo a nadie sin una cita previa  —Lo primero que note al ingresar a la habitación, fue las puertas de vidrio. Desde la posición en la que la señora Geddes se encontraba, supuse que tendría una vista perfecta del estanque de los delfines—, pero Cleo me comentó que ustedes querían hablar conmigo —al decir «ustedes» sus ojos cafés se fijaron en Emma y en mí, y al hacerlo estos se estrecharon con interés, deteniéndose más tiempo en mí, contemplándome con atención—, e hice una excepción —sonrió, con amabilidad—. Entonces —dijo, recostándose sobre el respaldar de su asiento—. ¿Qué puedo hacer por ustedes? —Sus ojos se estrecharon con una expresión de interés y curiosidad.

Cleo comentó que la señora Geddes era la supervisora de todo en el Parque Marino, por lo que era la persona indicada para discutir el tema en cuestión que nos trajo hasta su oficina en primer lugar.

—Verá —comenzó Emma—… nuestro baile escolar será muy pronto y hemos pensado que debía ser especial para todos. Y el Parque Marino es el mejor lugar para hacerlo. Su salón es enorme y muy elegante. Para nuestra clase sería un sueño hecho realidad celebrarlo aquí.

—Queremos alquilar su salón. —resumí.

—Comprendo. —la señora Geddes asintió, pensativa.

«Qué diga que sí, qué diga que sí».

El baile. Mi amiga se refería al baile escolar, el cuál ella estaba a cargo de organizar. O al menos eso fue lo que Emma me comentó mientras me arrastraba con ella, durante el trayecto desde mi casa hasta el Parque Marino para encontrarnos con Cleo y de allí a reunirnos con la señora Geddes.

Escuchar la palabra «baile», era liberador. Después del año tan loco que hemos tenido, sería genial acabar el año de forma... normal y divertida, pasar un día sin preocuparnos por nada más que nuestros pasos de baile. Y para cuando celebremos el baile, los exámenes habrían terminado y empezarían oficialmente las vacaciones. ¡Era perfecto!

—Me temo que no es posible —Oh, ya no es tan perfecto—. Esa sala no estará disponible hasta la otra semana —cuando miré a Cleo, esta pareció tan confundida como yo y Emma lo estábamos—, Oh, te lo iba a comentar —La señora Geddes miró a Cleo con una disculpa escrita en su rostro—. La hemos alquilado, justo antes de que ustedes llegaran —pero qué conveniente—. Oh, pero siempre pueden visitar el Parque Marino cuando lo deseen... solo que no para celebrar un baile. —rió, aunque yo no encontré nada de diversión en la situación.

—Usted me dijo antes que estaba disponible. —no necesité ver el rostro de Cleo, para saber que la noticia le cayó como un balde de agua helada.

¿Y cómo no? Ella nos dijo unos minutos antes y de hecho ese fue el motivo por el cuál estábamos aquí en primer lugar, que esa sala estaba disponible. Entenderán nuestra confusión ahora que la señora Geddes declaraba algo muy diferente. Cleo no mentía, su desconcierto era evidente y genuino. Además, no transcurrieron más de cinco minutos desde que hablamos con Cleo cuando fuimos en búsqueda de la señora Geddes. Así que alguien dígame: ¿qué rayos ocurre aquí?

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora