Capítulo 47: Investigación y verdad

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Mientras todos permanecían en estado shock y se movían tanto como lo haría una estatua, fui testigo de la mutación que sufrió el rostro de Lewis apenas la voz de Zane atravesó el altavoz y estaría mintiendo si digo que no sentí como si cayera sobre mi cabeza un balde de agua helada. Aun cuando Zane no hubiera dicho una sola palabra estaba segura que respondería o al menos, lo sospeché, cuando reconocí el número en el registro de llamadas. Y aunque existía la posibilidad de que mi padre o Candy atendieran, de todas maneras mis sospechas fueron confirmadas. El número provenía de mi casa, más específicamente la casa de mi padre.

— ¿Hola? ¿Quién es? ¡¿Hola?!

Hubo un sonoro clac y la llamada se cortó.

¿Pasó algo sospechoso estas últimas semanas?, ¿el último mes? Reflexionando en todo lo que había pasado estas últimas semanas, en lo único en lo que puedo pensar es aquel momento en el Juicenet cuando los vi compartiendo una mesa y... de hecho, Cleo actuó como si la conversación no hubiera sido importante cuando fue obvio que no quiso contarnos todo lo que hablaron.

Incluso después de eso, Cleo se comportaba con normalidad, como alguien que tiene algún secreto que pueda explotarle en la cara y eso era extraño porque ella era el tipo de persona a la que le costaba horrores guardar secretos (a duras penas podía ocultar lo de ser sirena) y Zane, bueno, seguía siendo un cretino.

La posibilidad de que no la conociera tanto como creía también era posible pues nos hicimos cercanas hace poco tiempo y en ese tiempo no se puede saber todo sobre una persona. Puede que existieran aspectos de mi amiga que desconocía.

No pasó ni medio minuto de la llamada cuando un comentario hizo más pesada la atmósfera que se respiraba en la cocina:

—Entonces sí era Zane. —Rikki nos miró mientras decía lo que todos allí pensábamos pero no éramos capaces de exteriorizar.

—No lo sabemos con certeza.

—Tú también lo oíste, Emma.

— ¡Mi hija no tiene edad para esas cosas! ¡No lo aceptaré!

—Un momento, no saquemos conclusiones apresuradas —me sorprendió la firmeza con la que Emma miró a los padres de Cleo. Su mirada era de plena confianza, confianza de que debía tratarse de alguna clase de malentendido—. Eso no significa que estén saliendo. Debe haber una explicación para las llamadas —entonces nos miró con severidad—. Estamos hablando de Cleo.

A ver, ¿qué sabíamos hasta ahora? Cleo se la pasaba hablando por teléfono con un sujeto cuya identidad desconocíamos y todos concordaban en que ese anónimo era su novio solo que mi amiga había mantenido ese detalle en secreto de todo el mundo hasta que el detective Lewis se dio a la tarea de investigar y... las pistas nos llevaron hasta Zane. Quiero decir, teníamos razones suficientes para dudar.

Emma podía decir aquello porque conocía a Cleo desde el jardín de infancia, tenían historia, y aunque Rikki y yo no tuvimos ese privilegio creo que incluso su mejor amiga debía estar al menos un poco desconcertada con todos estos descubrimientos.

— ¿Recuerdan esa fiesta en casa de Miriam? —cómo olvidarlo. Rikki evaporó toda el agua de la piscina. Buenos recuerdos—. Tal vez, Zane tuvo remordimientos por todas las cosas malas que ha hecho y decidió acercarse a ella, a solas, para disculparse por arrojarla a la piscina. Cleo se dio cuenta que Zane no era tan malo como pensaba y se hizo su amiga. —mientras yo no podía evitar mirarla con incredulidad.

Oh, espera... que Zane respondiera la llamada no probaba nada; digo, pudo haber sido cualquier otra persona y sería exactamente lo mismo. La llamada solo demostraba que habían estado en contacto... con mucha frecuencia.

H2O, sirenas del mar; La Otra SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora